Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) se caracterizan por alteraciones en la ingesta dietética, una preocupación extrema por la autoimagen y el peso corporal. Estos se presentan con más frecuencia en adolescentes, principalmente mujeres. Dado su incremento, el personal de salud ha demostrado preocupación por esta problemática por lo que se han surgido medidas para su prevención, y así disminuir su prevalencia. Una manera de abatirlos es mediante diferentes programas de prevención que se pueden implementar desde grupos con alto riesgo a presentarlos hasta con grupos y/o poblaciones que no están identificados con riesgo. Dentro de estos últimos se encuentran los de tipo universal, convenientes debido a que se pueden trabajar con grandes poblaciones, su aplicación es relativamente fácil ya que se presta a trabajar en instituciones educativas y si cuentan con un buen diseño resultan económicamente accesibles. En países como Estados Unidos, Italia y España, se ha reportado su efectividad. En América Latina solamente se ha implementado un programa de este tipo, siendo México el pionero.
Palabras clave: trastornos de la conducta alimentaria, adolescentes, prevalencia, prevención universal
Eating disorders (ED) are characterized by serious disturbance in eating behavior together with an extreme worry about body shape and weight. They are more frequent in adolescents, mainly women. Their increase has aroused concern in healthcare professionals, conducted them to develop prevention measures with the intention to decrease their prevalence. The better option to avoid them is through prevention programs for risk factors associated with ED which can be designed and implemented for high risk groups as well as for big groups/populations not identified at risk. The universal prevention program, are convenient because they use to work big groups or populations, usually can be implemented in educational institutions and with a good design, they are affordable. Countries as USA, Italy and Spain, have reported their effectiveness. In Latin-America we identified only one successful universal prevention program, being Mexico the pioneer.
Keywords: Eating Disorders, risk factors, adolescents, prevalence, universal prevention program
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) constituyen un grupo de psicopatologías caracterizadas por una conducta alimentaria alterada. Dentro de ellos se encuentran la anorexia nervosa (AN), la bulimia nervosa (BN) y el trastorno por atracón.1
La AN se caracteriza por el rechazo a mantener el peso corporal en los valores mínimos normales. De acuerdo al DSM-V se identifican dos tipos de AN la restrictiva y la compulsivo/purgativa.1
La BN se caracteriza por episodios recurrentes de voracidad seguidos por conductas compensatorias inapropiadas como el vómito provocado, el abuso de fármacos laxantes y diuréticos u otros medicamentos, el ayuno o el ejercicio excesivo. Una característica esencial de la anorexia nerviosa y de la bulimia nerviosa es la alteración de la percepción de la forma y el peso corporales. Igualmente, la DSM-V considera dos para BN la purgativa y la no purgativa.1
Los TCA se han convertido en un problema de salud mental con un fuerte impacto social, dada la gran prevalencia que tienen en la población adolescente y adultos jóvenes. Son enfermedades que se presentan con mayor frecuencia en países económicamente desarrollados, existiendo una proporción 10:1 mujer vs varón 4; y se constituyen en trastornos severos casi siempre crónicos, con alta mortalidad y disfuncionalidad.5
La prevalencia de los TCA a nivel mundial se calcula entre 0.3% y 2.2% para AN y entre 1% y 1.5% para BN. La incidencia se estima entre 8 y 12 por cada 100,000 habitantes.2
Los TCA, han aumentado su prevalencia desde la década de los años 50 en Estados Unidos y en países europeos, si se reconocen en edades tempranas es posible tomar medidas preventivas y terapéuticas que disminuyan la mortalidad sobre todo para la AN y morbilidad para BN. El 30% de las pacientes solo tiene una recuperación parcial y el 20% restante nunca llega a recuperarse. Inician, generalmente, durante la adolescencia dentro de un rango de edad entre los 14 y 20 años. Son más frecuentes en las mujeres que en los hombres en una relación 10:1, y en la actualidad son comunes en todos los niveles socioeconómicos. 3 Nobakht y Dezhkam (2000), indican una prevalencia del 0.9% de AN en mujeres con edad de 15 a 18 años, y 3.2% para BN en mujeres con la misma edad. 6
En América Latina hay pocos datos sobre la prevalencia de TCA (4). En Brasil se ha incrementado la aparición de ellos, lo cual contradice la idea de que en países en vías de desarrollo no ocurrían; los resultados de ese primer reporte revelaron que un 11% de los niños, adolescentes y jóvenes (7-29 años) indicaron un comportamiento alimentario anormal. 7
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) en 2006 señaló que el 0.7% de los adolescentes obtuvo puntuaciones que corresponden a un riesgo alto y el 3.2% a un riesgo moderado de presentar un TCA con un valor para ambos sexos de 4%. 8 Durante el 2012, la Encuesta Mexicana de Salud Mental adolescente llevada a cabo en el Distrito Federal informó un 0.2% de AN y un 0.9% de BN en mujeres en una muestra representativa de 3005 adolescentes entre 12 y 19 años de edad con hogar fijo. La Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica (adolescentes) del 2012 (ENEP), estimó una prevalencia de vida de 2.5% para la BN, no encontrando casos de AN. 9 En cuanto a la ENSANUT del 2012 señaló que 1.3% de los adolescentes están en riesgo alto de presentar algún tipo de TCA. La proporción de adolescentes en riesgo de presentarlos fue medio punto porcentual más alta que la registrada en la ENSANUT 2006. 10
Los TCA tienen una etiología compleja y variada que abarcan influencias socioculturales, familiares e individuales. Esto significa que varios factores de riesgo están relacionados con la aparición, desarrollo y mantenimiento de ellos, sobresaliendo: la dieta restringida, ser adolescente y tener una percepción distorsionada de la imagen corporal. 11
La dieta restringida se define como “la auto-restricción de la ingesta alimentaria”, la cual se ha convertido en una práctica “normal” entre mujeres preadolescentes y adolescentes. 12
La adolescencia es una etapa en la que aparecen la mayoría de los TCA, debido a que en ella ocurren cambios sustanciales tanto a nivel físico, psicológico como social. Aunado a ellos existe una acentuada influencia social haciéndolos más vulnerables a alteraciones de la alimentación. 13
Los pacientes con TCA tienen problemas especialmente con respecto al modo cómo representan, perciben, evalúan, sienten y viven su cuerpo. El cuerpo se ha convertido en lo más importante que tienen como personas, lo que pone de manifiesto una de las principales características psicopatológicas de los TCA. Esta visión o percepción de la imagen corporal puede ser satisfactoria o producir malestar. Esta percepción por su evaluación estética constituye probablemente el principal factor que precede a las decisiones de adelgazar que puede degenerar en el inicio de algún TCA. En este contexto la distorsión corporal es consecuencia de la discrepancia existente entre el cuerpo percibido y el cuerpo ideal, lo que lleva a una exageración de su importancia en la autoevaluación. 14
En la actualidad existe una creciente preocupación del sector salud por el incremento de la prevalencia de los TCA entre los adolescentes, la cual se manifiesta de forma explícita, en la necesidad de desarrollar, implementar y evaluar estrategias preventivas. 14 El término prevención hace alusión a la acción y efecto de prevenir, relacionando dos conceptos previos: de una parte hace referencia a la preparación y otra, tiene como objetivo evitar. 15
El abordaje preventivo de los TCA se lleva a cabo desde tres niveles: 1) Prevención primaria: tiene como objetivo reducir la incidencia del trastorno previniendo la aparición de nuevos casos. Ésta, a su vez se divide en: a) prevención universal: dirigida a muestras comunitarias en las que el riesgo no ha sido identificado; b) prevención selectiva: se dirige a individuos con tendencia a desarrollar, con mayor probabilidad, el trastorno; c) prevención indicada: individuos que presentan signos mínimos detectables del trastorno pero no cumplen con los criterios diagnóstico en su totalidad al momento de la evaluación; 2) Prevención secundaria: busca disminuir la prevalencia de casos para evitar la cronicidad y aparición de secuelas; 3) Prevención terciaria: intenta disminuir las secuelas y daños asociados al trastorno. 16, 17
En los últimos 20 años, se han desarrollado una variedad de programas de prevención de las alteraciones del comportamiento alimentario dirigidos a niños y adolescentes. 14
Neumark-Sztainer (2003), ha sugerido que un programa de prevención primaria de tipo universal que involucre un gran número de adolescentes tomando en cuenta su contexto social, y que logre engancharlos por medio de herramientas que promuevan conductas alimentarias saludables, garantiza el éxito de éste. Este tipo de programa es conveniente debido a que se pueden trabajar con grandes poblaciones, su aplicación es relativamente fácil ya que se presta a trabajar en instituciones educativas y si cuentan con un buen diseño resultan económicamente accesibles.
En la búsqueda de programas de prevención universal, se encontraron 47 estudios publicados que han sido realizados e implementados en once países. Del total de los programas, 13 de ellos han sido llevados a cabo en EUA, 11 en Australia, 4 en España, 2 en Inglaterra, 2 en Italia, 2 en Israel, 2 en Alemania, 1 en Escocia, 1 en Suiza y 1 estudio comparativo entre Italia y EUA. 14
En América Latina solamente se ha implementado un programa de este tipo, siendo México el pionero. Este estudio utilizó pruebas de significancia clínica y estadística para investigar los efectos de dos estrategias (didáctica o interactiva) de un programa de prevención universal sobre actitudes hacia la figura y el peso corporal, conductas alimentarias, la influencia de los modelos estéticos corporales y la autoestima. Para ello tres escuelas fueron asignadas de manera aleatoria, a una de las siguientes condiciones: estrategia interactiva, estrategia didáctica o control. Escolares de 9-11 años de edad (61 niñas y 59 niños) fueron evaluados pre-post y a los 6 meses de la intervención. Las pruebas de significancia estadística y clínica mostraron en los niños y las niñas que participaron en la estrategia interactiva mayores cambios en comparación con la estrategia didáctica y el grupo control. Con la estrategia interactiva, en los niños disminuyó significativamente la insatisfacción corporal y la sobre ingesta, mientras que se incrementó la autoestima. En las niñas que recibieron esta misma estrategia disminuyeron significativamente todas las variables evaluadas. 15
De acuerdo a las referencias revisadas, la prevalencia de los TCA se ha incrementado principalmente en la población adolescente, esto no solo se ha presentado en países desarrollados sino en países en vías de desarrollo como es el caso de México.
Los adolescentes son un grupo vulnerable a los TCA debido a que fácilmente se enganchan en los factores de riesgo asociados a ellos, promovidos principalmente por las influencias sociales enfocadas a ellos. Por esto la importancia de diseñar, implementar y evaluar estrategias para este grupo etario.
Para los profesionales de la salud como los nutriólogos, es de gran importancia conocer este tipo de problemáticas desde su surgimiento y desarrollo hasta su mantenimiento, las cuales demandan una acción preventiva inmediata no solo de las patologías en sí, sino de los factores de riesgo asociados a ellos.
Los programas de prevención universal tienen gran ventaja debido a que se pueden implementar en grandes poblaciones, generalmente pueden ser llevados a cabo en instituciones educativas y con un buen diseño mostrar éxito.
American Psychiatric Association DSM-V development. Feedinf and Eating Disorders. 2013. [citado: 20 octubre 2016] Disponible en: http://www.dsm5.org.Documents/Eating%20Disorders%20Fact%20Sheet.pdf
Hudson J, Hiripi E, Pope H, Kessler R. The Prevalence and correlates of eating desorders in the National Comorbility Survey replication. Biol Psyquiatry. 2007; 61: 348-358
Unikel- Santoncini C. y Saucedo-Molina T.J. Alimentación y nutrición en el adolescente. En: Kaufer-Horwitz M, Pérez-Lizaur A, Arroyo P. Nutriología médica 4ª ed. Editorial Médica Panamericana. 2015
Rueda G, Cadena L, Díaz L, Ortiz D. Validación de la encuesta del comportamiento alimentario en adolescentes escolarizadas de Bucaramanga, Colombia. Revista Colombiana de Psiquiatría. 2005; 34 (3):375-385.
Constaín G, Ramírez C. Validez y utilidad diagnóstica de la Escala EAT-26 para la evaluación de riesgo de trastornos de la conducta alimentaria en población femenina de Medellín, Colombia. Aten. Primaria. 2014; 46 (6): 283-289.
Treasure J, Schmidt U, Furth E. Epidemiology. En: Eating Desorders 2nd Ed. Editorial: Wiley. 2003.
Miján A. Nutrición y Metabolismo en Trastornos de la Conducta Alimentaria. Editorial Glosa. Barcelona. 2003.
ENSANUT. Adolescentes. ENSANUT. [citado 11 septiembre 2016] Disponible en: http://ensanut.insp.mx/informes/ensanut2006.pdf
ENEP. Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica en Adolescentes. [citado 11 septiembre 2016] Disponible en:
http://inprf.gob.mx/psicosociales/archivos/encuestaepidemiologia.pdf
ENSANUT. Trastornos de la conducta alimentaria en adolescentes. ENSANUT.[citado 11 septiembre 2016] Disponible en: http://ensanut.insp.mx/informes/ENSANUT2012ResultadosNacionales.pdf
Monterrosa-Cástro Á, Boneu-Yépez D, Muñoz-Méndez J, Almanza-Obredor P. Trastornos del Comportamiento Alimentario: escalas para valorar síntomas y conductas de riesgo. Revista Científicas Biomédicas. 2012; 3 (1): 99-111.
Mancilla J, Gómez G. Trastornos Alimentarios en Hispanoamérica. UNAM, Facultad de Estudios Superiores de Iztacala. 2006.
López P, Bretón J. Trastornos de la Conducta Alimentaria y la imagen corporal: un estudio de serie de casos. Máster en Psicopatología, Salud y Neuropsicología. 2012-2012.
López-Guimerá G, Sánchez-Carracedo D, Fauquet J. Programas de prevención universal de las alteraciones alimentarias: metodologías de evaluación, resultados y líneas de futuro. Revista Mexicana de Trastornos Alimentarios. 2011. (2): 125-147. Rev. Psicología y Salud. 1997. (10): 81-92.
Santacreu J, Márquez M, Rubio V. La prevención en el marco de la psicología de la salud.
Gil A. Nutrición en los trastornos de la conducta alimentaria. En: Tratado de Nutrición 2ª Edición. Tomo IV. Nutrición Clínica. Ed. Médica Panamericana. 2010. Madrid. pp. 466
Baranowski M, Hetherington M. Testing the Efficacy of an Eating Disorder Prevention Program. Eat Disord. 2001; 29:119-124
[a] Alumna de la Licenciatura en Nutrición de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo
[b] Profesora investigadora. Instituto de Ciencias de la Salud. Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo
Correo de Contacto: saucemol@hotmail.com