A 50 años del 68

Por Sandra Carrillo
Fotografía: Especial y Archivo Histórico de la UNAM


El 2 de octubre de 1968, los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Politécnico Nacional (IPN) se posicionaron en la Plaza de Las Tres Culturas, Tlatelolco, para expresar todos los descontentos e inconformidades que tenían contra el régimen de Gustavo Díaz Ordaz y exigir soluciones. Sus peticiones fueron consideradas como un posible atentado contra la organización de los Juegos Olímpicos.


Hoy, a 50 años del enfrentamiento, no se tiene claro el número total de víctimas, así como no se tiene certeza del cumplimiento de las demandas del movimiento estudiantil. Sin embargo, la memoria histórica de este suceso no debe de referirse al 2 de octubre como un hecho aislado, más bien retomar los eventos previos que exponían una lucha por la justicia, y la herencia ideológica que dio paso a un mayor compromiso social por parte de los estudiantes.

Mitin estudiantil, martes 13 de agosto de 1968. Colección Manuel Gutiérrez Paredes del Archivo Histórico de la UNAM.


Sociedad civil, fundamental para los movimientos


En Radio Universidad UAEH, el programa “Luciérnaga”, dirigido por Elsa Ángeles Vera, tuvo como invitados a Alejandra Araiza Díaz, profesora investigadora del Área Académica de Ciencias de la Comunicación, y a Robert González, del Área Académica de Ciencias Políticas y Administración Pública; ambos han trabajado la temática de los movimientos estudiantiles y, en esta ocasión, hablaron respecto a lo sucedido después del movimiento del 68.

En palabras del doctor Robert: “los movimientos sociales deben estudiarse porque forman parte de la sociedad civil, dentro de una esfera pública que queremos que sea democrática, la participación de la sociedad civil es fundamental. Los movimientos sociales son los sectores más vanguardistas, más concienciados y con más propensión a la movilización”.


Una vez que se presenta un autoritarismo alejado de la democracia, emergen movimientos que buscan el respeto a sus derechos. De esta manera, a pesar de las consecuencias, el atentado de Tlatelolco dio a todas las generaciones posteriores el derecho a la manifestación


Robert González retoma que el movimiento estudiantil no fue un hecho aislado, pero no sólo a nivel nacional, también a nivel global, pues se compaginó con el Mayo Francés y la Primavera de Praga, así como las movilizaciones en contra de la Guerra de Vietnam; todos ellos cuestionando las posturas hegemónicas en cada territorio.



Mitin estudiantil Zócalo-Juárez, 27 de agosto de 1968. Colección Manuel Gutiérrez Paredes del Archivo Histórico de la UNAM.

Por su parte, la doctora Alejandra explica que, en este caso, se presenció una lucha de autoritarismo frente a la democracia, donde no se deben de omitir los ciclos de movilización previos ni el protagonismo del Instituto Politécnico Nacional. Este proceso reivindicaba la Revolución Mexicana, pues al grito de las consignas de Zapata y Villa, se rememora la lucha campesina y los asuntos que no se resolvieron en ese entonces.


“Si todo el poder de acción transformadora recae en el Estado, no hay posibilidad de cambios”: Alejandra Araiza


Las movilizaciones estudiantiles mexicanas



Alejandra Araiza, desde su postura feminista, también evidencia la carente visibilización de grupos: se hablaba de estudiantes, pero eran más que eso. “Las mujeres no pudieron participar en el movimiento del 68, a diferencia del 99. Tendencia más a hacer las tareas “domésticas” dentro del movimiento; en el 68 no estuvieron presentes las demandas de las feministas”, comentó.

En el 68 no estuvieron presentes las demandas feministas a diferencia del 99

En el año 1999, nuevas protestas sin solución fueron motivo suficiente para que la UNAM experimentara la huelga más larga de su historia: la posible privatización de la educación pública, la prevalencia de grupos de choque que agredían a los estudiantes y la necesidad de expulsar a los grupos corporativos gubernamentales presentes en la institución.

Mitin estudiantil Zócalo-Juárez, 27 de agosto de 1968. Colección Manuel Gutiérrez Paredes del Archivo Histórico de la UNAM.




En un contexto simbólico, Robert González destaca que, en consecuencia del movimiento de 1968, emerge una juventud que quiere vivir con mayor igualdad. Alejandra Araiza agrega que: “Hay un antes y un después de la sociedad del 68; hay que recoger los elementos históricos y recordar que hubo represión, pero surgieron también nuevos sujetos políticos”.


Hay un antes y un después del movimiento de 1968


La lucha por la democracia no ha terminado en muchas partes del mundo, pero la intervención de la sociedad civil en los momentos de crisis de seguridad nacional, es y será uno de los principales elementos para el cambio.


Toma CU ejército letreros alusivos, septiembre de 1968. Colección Manuel Gutiérrez Paredes del Archivo Histórico de la UNAM.

Mitin Tlatelolco, aprensión líderes, octubre de 1968. Colección Manuel Gutiérrez Paredes del Archivo Histórico de la UNAM.