“Bienvenidos a la mejor Lucha Libre del mundo…”
Texto: Carlos Fernando Sánchez Ruiz
Fotografías: Especial
“Lucharán de dos a tres caídas sin límite de tiempo, en una lucha de máscara contra cabellera…”, una frase que no importa de que generación sea una persona, ni de que condición social, esta es una de las frases más conocidas dentro de la cultura popular mexicana. Ídolos que permanecen en el intelecto colectivo de todo mexicano quienes invitan a soñar en héroes y villanos en una constante lucha entre el bien, el mal y un poco más.
La lucha libre de México es inherente al mismo mexicano, las máscaras, las capas, el cuadrilátero, los carteles de presentación, los vendedores de bebidas y botana, las luces, la música cuando entran los gladiadores, el referí, los presentadores, la venta de juguetes y finalmente el público mismo hace de este espectáculo uno de los más grandes del país.
El origen del entretenimiento deportivo más grande de México
José Miguel Alva Marquina, estudiante de la Maestría en Patrimonio Cultural dentro del Instituto de Artes (IA) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), cronista deportivo y experto en lucha libre de México, hablo con la Gaceta UAEH para platicarnos sobre los orígenes de uno de las competencias de entretenimiento deportivas más conocidas en el mundo.
Nos menciona que Las primeras funciones de lucha libre en México suceden a mediados del siglo XIX durante la época de intervención francesa como exhibiciones extranjeras. Es más adelante, en 1863, cuando Enrique Ugartechea se da a conocer como el primer luchador mexicano y crea las bases de lo que sería la lucha libre mexicana.
Para 1933 Salvador Lutteroth, quien es considerado como el padre de la lucha libre, crea la Empresa Mexicana de Lucha Libre, hoy conocida como el Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), la cual celebra su primera función en el mes de septiembre, muy acorde con las celebraciones patrias de nuestro país.
A partir de este momento la lucha libre mexicana comenzó a desarrollar sus técnicas, acrobacias, reglas y folclor propio, ganando paulatinamente una gran popularidad. Las técnicas de llaves a ras de lona, los “vuelos” fuera y dentro del ring, las acrobacias y el uso de las cuerdas se volvieron íconos de la lucha mexicana, al grado que es un estilo que han sido adoptados en otros países.
“Prosperó y se volvió única cuando su iconografía, tan colorida como kitsch (es decir, colorida, pretensiosa, visualmente llamativa e incluso considerada de mal gusto), empezó a proveer a sus seguidores de una gran teatralidad catártica mediante sus dimensiones simbólicas”. Explicó José Alva.
Saltando del ring a otros medios
Pero no solo sus espectáculos dentro de las distintas arenas por toda la República Mexicana hicieron de la lucha libre un estandarte de nuestra cultura popular. Entre las décadas de 1940 y 1970, periodo que coincide con el florecimiento de otras industrias culturales del país, como el radio, el cine y la televisión.
De acuerdo con lo mencionado por el universitario, para la época de los años 50’s se gestaron las primeras leyendas de la lucha libre profesional como lo fueron el Santo, Blue Demon o el Rayo de Jalisco. Su fama les dio oportunidad de incursionar en la industria cinematográfica nacional. Lo que logró posicionar a este espectáculo aún más adentro del intelecto colectivo nacional.
Varias películas han sido filmadas a lo largo de los años, pero todo comenzó con La bestia magnífica de 1952, escrita y dirigida por Chano Urueta, que cuenta la historia de dos amigos que se convierten en luchadores para dejar atrás la pobreza en la que crecieron, pero la aparición de una misteriosa mujer, cambia todo. Esta película contó con la participación de Wolf Ruvinskis, una leyenda de la lucha libre.
Ese mismo año vio la luz El enmascarado de plata, primera película donde los protagonistas eran, valga la redundancia, enmascarados, pero, a pesar de lo que el nombre del filme pueda sugerir, no se trataba de una historia protagonizada por El Santo, sino por El Médico Asesino, otro luchador de la época.
Saltamos a 1958 donde debutó el enmascarado de plata e icono de la cultura mexicana y la lucha libre en general: “El Santo“. Fue con la película El Santo contra el Cérebro del Mal. En todas estos filmes se buscó enaltecer la figura de los luchadores como héroes de la vida real; los gladiadores tomaron el rol del héroe en contra las fuerzas del mal, representadas por monstruos clásicos como vampiros, hombres lobo, momias, la misma llorona, invasores del espacio exterior y hasta otros seres humanos con estereotipos de villanos como jefes del hampa. Dio a conocer el estudiante Garza.
Ya para la época actual, aunque ciertamente las películas de luchadores han disminuido, no implica que no se continúen con estas historias en otros medios como lo son los cómics, destacando los del Santo y Blue Demon, series animadas, personajes en distintos videojuegos como lo es Mostroscopy, juego que toma todo este folclor y que fue creado por Gustavo Oribe Mendieta, profesor de la UAEH, para celulares.
El entretenimiento deportivo más grande de México
Asimismo explico que la lucha libre recibe el título de Patrimonio Cultural de la Ciudad de México, “si bien la lucha libre se practica en otros países como Japón, Inglaterra y Estados Unidos, en México la carga social que le damos es particular; de ahí que va a recibir el nombramiento de Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México”.
Dentro de la charla, José Alva nos comentó que para principios de los 90’s, surgió otra empresa de lucha conocida por el afanado nombre de “AAA” (triple A), fundada por Antonio Peña Herrada. Esta empresa nace con nuevos talentos de la lucha libre que se volvieron grandes ídolos para la gente y quienes al día de hoy retumban sus nombres dentro de los cuadriláteros de México, como lo son La Parka, Octagon, Último Dragón, Shoker, Perro Aguayo, Cien Caras, Fuerza Guerrera, los Gringos Locos, entre muchos otros más.
Rompiendo una que otra llave… y todos los estereotipos
A su vez la lucha libre de México ha incorporado a lo largo de su historia ideas que rompen los arquetipos de los guerreros llevando de esta forma al ring a mujeres luchadoras quienes debutaron en los años 30’s donde destacaba Natalia Vázquez, considerada la primer luchadora mexicana, al igual que Irma González (la novia del Santo). Posteriormente sufrieron de un veto por más de 30 años, al considerarlas inapropiadas para la figura de la mujer dentro de la sociedad.
Otra ruptura de estereotipos se da cuando se da la lucha de “enanos” en la década de los años 70’s; cuando los promotores hicieron que un número de pequeños mexicanos actuaran como una "atracción especial" en los programas de lucha libre, el cual tuvo mucha popularidad, en especial con los niños. Posteriormente el CMLL retoma la idea en 1990, creando así la división de Mini estrellas, al hacer que estos gladiadores funcionaran como la versión pequeña de las grandes estrellas del ring.
Finalmente José Alva señaló que también se tiene a Los Exóticos, luchadores que han roto los estereotipos del tan arraigado machismo en México, sobre todo en décadas pasadas y que son combatientes que salen de este paradigma al ser de la comunidad LGBTT. Entre estos pueden hallarse vestuario y manierismos femeninos, así como técnicas de lucha sexualmente cargadas y comportamientos provocativos. Donde destacan personalidades como Pimpinela Escarlata, Polvo de Estrellas, Estrella Divina, Mamba y Máximo.
Si bien la lucha libre de nuestro país es un espectáculo que vincula la clásica lucha del bien contra el mal, Rudos contra Técnicos, siendo así un espectáculo orquestado y guionisado, no es de menospreciar la calidad atlética de cada uno de los guerreros cuando suben al ring, ya que las caídas, los golpes y las lesiones son reales, donde lastimosamente ha habido casos de decesos dentro del ring, personas quienes dieron su vida haciendo lo que más les gustaba LUCHAR POR EL AMOR Y EL APLAUSO DE SU GENTE.