Las mujeres durante la pandemia

Este mes se cumple un año del inicio del confinamiento generado por la pandemia por COVID-19 en México, gracias a un nuevo virus que creó diversos cambios en lo económico, pero principalmente en lo social. El encierro motivó que se acrecentara la violencia en el país dirigida a los sectores más vulnerables de la población.

Niñas, niños, mujeres y ancianos son la parte más afectada en México, quienes han sido víctimas de todo tipo de afrentas. Apenas hace unas semanas los medios de comunicación informaron sobre el caso de una anciana que era maltratada por su cuidador, su hijo, lo que confirma la idea de que la violencia se gesta en el hogar.

En el caso de las mujeres, el 75 por ciento son agredidas principalmente por alguien de su familia, el esposo, la pareja o expareja, lo anterior de acuerdo con la Red Nacional de Refugios. En 2020, la Ciudad de México, el Estado de México y Puebla incrementaron en un 300 por ciento respecto a 2019 el número de rescates de mujeres con hijas e hijos.

Además, esta organización de la sociedad civil señaló que el año pasado atendió a 46 mil 514 personas a través de sus espacios de protección, vía telefónica y redes sociales, lo que significó un aumento del 39 por ciento en comparación con 2019. A este dato se añade que de noviembre a diciembre del 2020 llamaba una mujer cada hora pidiendo auxilio.

La Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres dio a conocer que de enero a agosto del año pasado se incrementaron un 45 por ciento las llamadas al 911, donde Chihuahua ocupó el primer lugar y el estado de Hidalgo el cuarto.

Mujeres efectúan ahora una triple jornada

Ante esta situación, la profesora investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), Karina Pizarro Hernández, consideró que la pandemia de género se sumó en 2020 a la pandemia por COVID-19 y enaltece la violencia hacia las mujeres, al tiempo que se ha observado un pequeño retroceso en la lucha por el reconocimiento en los primeros meses del año anterior, por lo que urgió a recuperar espacios.

Mencionó que, en este contexto, las mujeres aumentaron sus jornadas, pues además de la laboral, se sumaron las actividades del hogar y de cuidado, además de otros roles, lo que concibió hasta una quíntuple jornada diaria.

La situación de hacinamientos en miles de hogares mexicanos generó problemas psicológicos que se agravaron con la violencia, un comportamiento patológico en la sociedad actual, legado cultural que se está buscando revertir con arduo trabajo.

La investigadora del Área Académica de Sociología y Demografía del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSHu) refirió que se necesita educar a todas y todos, crear masculinidades diferentes donde se acudan a talleres de sensibilización que permitan comprenden la situación.

Hay un retroceso

Pese a que constantemente hay reformas a la Ley de una Vida Libre de Violencia, el país no parece tener un retraso en la cuestión jurídica, manifestó la investigadora Karina Pizarro, pues más bien éste se encuentra en la cuestión cultural, donde se debe permear y atender para la prevención.

“No digo que la atención no sea un punto importante, pero creo que debemos enfocarnos también en prevenir, ofrecer talleres constantemente. Es complejo ver que estás abonando constantemente, pero viene una cuestión de encierro por pandemia y hay un retroceso, lo que se había avanzado en 10 años se vuelve un retroceso en todas estas violencias”, afirmó.

Añadió que a lo largo de la historia se ha hablado de diversas olas del feminismo, “se habla de que estamos en la cuarta ola; si antes las mujeres salían a la calle y protestaban para votar, ahora nosotras estamos saliendo, no para protestar, sino para que no nos maten. Estamos en una sociedad mucho más violenta para las mujeres, las niñas y los niños, incluso para los adolescentes”.

Reeducación social

Karina Pizarro Hernández, investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).

La especialista recalcó que se debe reeducar a la sociedad en este tema, no sólo en el aspecto de la violencia dirigidas a las mujeres, también en el respeto de la diversidad sexual, a las poblaciones indígenas y a su cultura. “Debe implementarse en la educación formal talleres sobre el reconocimiento de la diversidad sexual, el derecho de las mujeres, así como una vida libre de violencia para todos”, sostuvo.

Tras hablar de los resultados del Informe Violencias contra las mujeres, niñas y niños en el 2020, datos y testimonios, realizado por la Red Nacional de Refugios, Karina Pizarro señaló que se debe cambiar y ver que hay una violencia machista en una sociedad patriarcal que maneja una masculinidad hegemónica.

La académica señaló dentro de los tipos de violencia que se han detectado no debe haber una jerarquización, pues todas son importantes y todas merecen la atención. Por ello, reiteró que es necesaria más capacitación, principalmente para quienes son el primer contacto al momento de atender una denuncia de este tipo.

“Tenemos que seguir en este andar, porque faltan muchas generaciones en donde podemos ver a nuestras hijas, nietas o bisnietas en una condición sin miedo. Tenemos una vida hoy por hoy con miedo, y no podemos andar cotidianamente así: no podemos andar a cierta hora sin miedo, no debemos bajar la guardia”, puntualizó, añadiendo que se necesita hacer un cambio cultural muy fuerte.

Antes de finalizar, la investigadora insistió en que las instituciones gubernamentales deben tener una mayor perspectiva de género y que las universidades continúen investigando sobre el papel de las mujeres para trabajar en la prevención.