Personajes Garza
Respeto a la dignidad de las personas, el principio que motiva la vida universitaria

Personajes Garza

Por Jorge Mimbrera
Fotografía: Archivo y Especial


La Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) es una de las instituciones públicas más importantes del país. Sin instituciones como la Autónoma de Hidalgo, que brindan educación pública profesional a jóvenes de diferentes estatus sociales y económicos, el desarrollo de México no sería como lo es ahora. A través de los años, la universidad también ha enfrentado un sinfín de obstáculos superados que han generado un mejor presente para toda la comunidad universitaria.

En esta edición de Gaceta UAEH, dedicada a la vida libre de violencia de género, decidimos entrevistar a la profesora investigadora Silvia Mendoza, del Área Académica de Sociología —cuya historia es un ejemplo claro de cómo la universidad es una puerta abierta para el desarrollo de todas y todos— para que nos contara más sobre su vida profesional e identidad con la Universidad, así como medidas de prevención de violencia de género y muchos más. “El respeto a la dignidad de las personas debe ser el principio que motiva la vida universitaria”, mencionó la investigadora durante la entrevista.

En la conversación, también destacó cómo su generación carecía de oportunidades como las que la universidad ha desarrollado ahora, pero que gracias a espacios encontrados en la UAEH logró concretar sus estudios de posgrado. Al mismo tiempo, propuso medidas específicas para evitar la violencia de género dentro de la comunidad universitaria.

“Si ubicamos a la UAEH como una institución transformadora de la vida de la sociedad hidalguense y del país, debe ser un espacio real que propone y desarrolla un modelo de vida académica respetuosa de la dignidad de las personas”, declaró.



¿Cuál es su nombre completo, el cargo que ocupa en la Universidad y desde hace cuánto ejerce?



Mi nombre es Silvia Mendoza Mendoza y soy profesora investigadora. Tengo 29 años de antigüedad, de los cuales, los últimos 15 años han sido como profesora investigadora; durante cinco años realicé mis estudios de maestría y doctorado, y nueve años como asistente de investigación.



¿Cómo ha sido su vida profesional?



Mi primera formación profesional la obtuve en la UAEH, como Trabajadora Social. Al momento de prestar el servicio social, lo realicé en una instancia de la propia UAEH, donde fui contratada como asistente de investigación, por tanto, toda mi vida profesional he colaborado en la generación de conocimiento sobre diversos procesos sociales que ocurren en la entidad.

Luego cursé la Licenciatura en Sociología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aprovechando la corta distancia y la facilidad de traslado entre Pachuca y Ciudad de México, ahí concluí los estudios con mención honorífica, lo cual me permitió solicitar mi ingreso a estudios de maestría y al mismo tiempo solicitar permiso laboral en la UAEH. Por el desempeño obtenido y demostrado fui admitida en el posgrado y al mismo tiempo fue aceptada mi solicitud de permiso.

Al concluir mis estudios de maestría, por el buen desempeño que tuve, me propusieron continuar con los estudios de doctorado en el mismo programa, hecho que fue apoyado por mi empleador, la UAEH.

Al concluir los estudios de posgrado, regresé para reincorporarme como docente e investigadora en el Área Académica de Sociología y Demografía, donde imparto docencia en los niveles de licenciatura, maestría y doctorado. He participado en la creación de programas educativos de nivel licenciatura y posgrado.

Dirijo actualmente proyectos de investigación y también participo en grupos de trabajo de investigación con asuntos que involucren el desarrollo social. Mi línea central son formas de organización y cultura indígena, además de estudios de violencia contra mujeres indígenas.



¿Qué significa para usted pertenecer a la UAEH?


Personajes Garza 2

La UAEH ha estado en mi vida, primero como estudiante y luego como trabajadora, porque desde que ingresé a la carrera de Trabajo Social, en ese entonces tenía 14 años, mis primeras experiencias laborales también fueron al interior de la UAEH, en la Dirección de Promoción de la Cultura, y después en investigación.

Para una persona como yo, mujer, indígena, rural y pobre, las oportunidades de desarrollo profesional eran extraordinarias, pues en mi generación carecimos de becas que ahora se otorgan para los grupos vulnerables. Entonces, la primera parte de mis estudios profesionales fueron sostenidos con enormes esfuerzos de mi familia, en tanto mi consolidación profesional laboral y luego mis estudios de posgrado se debieron a los espacios y oportunidades encontrados en la UAEH.

El enorme valor de las instituciones públicas como la UAEH es que son espacios que una sociedad tan desigual como la mexicana debe ofrecer para los sectores sociales menos favorecidos, porque la universidad representa la posibilidad de formación profesional, desarrollo en todos los sentidos.



¿Cómo definiría su identidad con la Universidad?



La fundamento en la conciencia del valor que tienen las instituciones de educación superior de carácter público como transformadora de la sociedad, especialmente para los sectores vulnerables. Segundo, mi identidad está cimentada en que profesionalmente soy producto de la educación pública, esta conciencia me compromete a realizar lo mejor posible mis responsabilidades universitarias, especialmente en el aula, pues veo en los y las estudiantes todas las posibilidades de cambio que pueden emprender en su vida y en su familia, especialmente cuando son la primera generación que llega a las aulas universitarias.



Ahora, tomando en cuenta su línea de estudio, ¿la violencia de género representa una amenaza dentro de una institución?



Primero señalaré que identifico otras amenazas que inmovilizan las actividades sustantivas de una institución educativa, que es la tensión entre los procesos administrativos y la vida académica de docencia e investigación, los primeros siguen funcionando con viejos esquemas, muy eficaces cuando se trataba de una universidad pequeña.

El cumplimiento administrativo de llenado de formatos y recopilación de las evidencias ocupan tiempo sustancial que distraen de las labores de docencia, investigación y vinculación. El cumplimiento de todos los requerimientos administrativos más que académicos, amplía innecesariamente jornadas laborales y erosiona la calidad de vida de la planta docente y de investigación, el trabajo académico y de investigación -columnas vertebrales de la universidad- son tareas creativas y de mucha concentración, ambos llevan su tiempo. Tal erosión a la larga impacta en la productividad.

La violencia de género de carácter institucional está muy presente, vayamos por lo más evidente:

  • Los cargos directivos donde pueden tomarse decisiones están cooptados por varones.
  • Los cargos operativos que en el pasado eran de mucho prestigio (coordinación de programas educativos, coordinaciones de funciones) están siendo ocupados por mujeres, porque ahora esas asignaciones son trabajo doméstico académico, haciendo un paralelismo con el trabajo doméstico del hogar, se nota y se reconoce el trabajo cuando se deja de hacer.
  • La complicidad de hombres y mujeres sin perspectiva de género para ignorar, ocultar o acallar hechos que agreden la dignidad de las personas por razones de género, por ejemplo, solicitar favores sexuales para la obtención de un trabajo o una calificación mayor; ignorar palabras, gestos y acciones que descalifican a las personas por razones de género; naturalizar los gritos y otro tipo de agresiones entre colegas o parejas; asumir que hay actividades “naturales” para hombres y para mujeres, entre otros.
  • La otra violencia de género es la que se ejerce entre hombres, donde uno de ellos, para reafirmarse en su condición de macho, impone su voluntad sobre el resto, eso anula cualquier disertación basada en razones y argumentos que defienden la naturaleza racional y científica de una institución pública, como no respetar jornadas de trabajo y días descanso, imponer la realización de actividades ajenas a las establecidas en el contrato laboral, entre otras situaciones.


¿Qué medidas de prevención de violencia de género recomienda?



Considero los siguientes puntos:

  • Capacitar a los directivos en perspectiva de género y derechos humanos.
  • Establecer la acreditación de la perspectiva de género y derechos humanos como condición para acceder a cualquier cargo de dirección o toma de decisiones.
  • El o la titular de la Defensoría debe cumplir con el perfil profesional y trayectoria en perspectiva de género y derechos humanos.
  • La Defensoría debe ser un órgano autónomo, con financiamiento y equipamiento humano en correspondencia a las funciones y carga de trabajo realizados.
  • Establecer sanciones reales para quienes agreden a cualquier integrante de la comunidad.


¿Considera importante los estudios de violencia de género en la Universidad?



El estudio de la violencia de género en la UAEH es vital, pero también carecemos de un centro de estudios sobre la Universidad:

  • ¿Cuál es el comportamiento de la morbilidad de la comunidad universitaria?
  • ¿Cómo y cuándo realizar el relevo generacional de la planta docente?
  • ¿Qué hace que algunos institutos, áreas académicas o departamentos sean más productivas que otros bajo las mismas circunstancias?
  • ¿Qué hace que algunos periodos administrativos sean más eficientes que otros para la vida académica?
  • ¿Cuál es el perfil sociodemográfico de la población estudiantil?
  • ¿Qué áreas del conocimiento muestran un desempeño más alto?
  • ¿Cuáles efectos ha tenido el ejercicio de autoevaluación, coevaluación de docentes y estudiantes en los procesos académicos?


¿Por qué?


Personajes Garza 3

Porque si ubicamos a la Universidad como una institución transformadora de la vida de la sociedad hidalguense y del país, debe ser un espacio real que propone y desarrolla, además de ser modelo de vida académica respetuosa de la dignidad de las personas.



¿Le gustaría añadir algo más?



La UAEH es una institución pública con capacidad real para cambiar de manera positiva vidas de las personas con un profundo sentido ético, pero eso debe notarse en el contenido de los programas académicos, pero sobre todo en la vida diaria universitaria, el respeto a la dignidad de las personas debe ser el principio que motiva la vida universitaria.