Día de Muertos, seguir con la tradición en la distancia

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Por Eva Becerril
Fotografía: Eva Becerril y Emmanuel Chang


El Día de Muertos es una milenaria tradición en México. Es una de las costumbres más conocidas de nuestro país en el mundo y una de las que más encierra misticismo, cosmovisión y un gran significado sobre las creencias de nuestros antepasados y las creencias religiosas hispanas.

Sin embargo, la celebración realizada por parte de los pueblos indígenas es de las más arraigadas. En la Huasteca, que se encuentra entre San Luis Potosí, Veracruz e Hidalgo, se realiza una de las fiestas más importantes del país durante estas fechas, el Xantolo.

La palabra Xantolo fue introducida al náhuatl por la deformación de la frase latina “festiumominum sanctorum”, que quiere decir fiesta de todos los santos. Este es un peculiar culto a los muertos, en el que se les recuerda y venera de manera especial. La tradicional fiesta es acompañada por cantos, típicos platillos y danzas de cuadrilla o de “disfrazados”, como le dicen los oriundos del lugar.

Este año la gran fiesta dedicada a los difuntos en la entidad no se pudo efectuar debido a la contingencia sanitaria propiciada por el COVID-19, por lo que algunos debieron realizar su propia celebración en sus hogares. Paula y Antonia Hernández Hernández, originarias de Ixcatépec, Huejutla, ahora ubicadas en Pachuca, no pudieron visitar su pueblo de origen por la pandemia, pero eso no evitó que hicieran los preparativos y colocaran su altar a los muertos en un sitio especial de su casa.



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Las hermanas Paula y Antonia provienen de una zona indígena náhuatl de la Huasteca, donde efectúan fervientemente la tradición del Día de Muertos, una fecha de pura fiesta “y en esos días no se trabaja, porque debemos estar con las visitas que nos vienen a ver del otro mundo y si lo haces, pones a trabajar a las visitas”.

Una de las costumbres que comentaron gustarles más a ellas es la de los arcos de flor de cempaxúchitl y la flor morada o, como muchos le conocen, pata de león. “El arco es una puerta hacia esta dimensión, es por donde pasan nuestros muertitos para que nos vengan a visitar”, puntualizaron.

Creen que si no ponen el altar es muy probable que vengan las ánimas y se lleven al más allá al dueño o dueña de la casa. También comentaron que en esas fechas no se deben hacer corajes porque “te lleva el muerto”, es primordial estar feliz y disfrutar.

El altar que ofrecen a sus familiares que han fallecido se compone principalmente de los guisos que más les gustaba, como el mole, chocolate, café, pan, enchiladas, tamales, además de velas, agua, sahumerio y sal. Esta fecha permite sacar a relucir la vasta gastronomía de la zona, pues hay recetas que son únicas del lugar, como el Tlapatlaxtle, un tamal al que se le incluye una pieza de pollo o una cabeza de cerdo, así como el chocolate caliente que lleva un proceso artesanal.



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Días antes a las fechas de conmemoración, los habitantes de la zona se preparan, matan algún animal para guisarlo con cualquier receta como señal de fiesta y colocan sus altares desde el 30 de octubre junto a las fotografías de sus seres queridos, porque al día siguiente arriban los niños, a quienes les ponen dulces en la mesa. “Eso es lo que creían las antiguas, que el 31 llegan los angelitos y se van el primero de noviembre, después llegan los adultos ese mismo día, que se van el 2 o el 3 de noviembre”, mencionaron.

El baile de los disfrazados es otro de los elementos que se añade a la celebración, una danza que ridiculiza a los amos o poderosos que están encadenados por un diablo que los somete. Los danzantes cubren sus rostros con máscaras, con el fin de que la muerte no los reconozca y los lleve.

Los disfrazados son acompañados por un trío o banda de viento, van de casa en casa llevando alegría y danza. En la comunidad de Ixcatépec el 03 de noviembre bailan en el panteón todo el día, después llegan a la galera del pueblo, se echan aguardiente y se destapan.

La cuestión religiosa es muy importante para las hermanas Hernández, pues en su altar también incluyen la imagen de algún santo, el día 02 de noviembre hacen un rosario en honor a sus familiares que “ya no están” y al siguiente día acuden a misa, la cual se hace en el panteón.



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Al panteón se acostumbra llevar comida para disfrutar junto a las tumbas de sus seres queridos, donde también hay baile y música. Una de las tradiciones que resaltaron es que las personas de su comunidad usan ropa nueva ese día, con el fin de ir de gala al camposanto.

Aunque este año no pudieron ir a celebrar a su lugar de origen, siguieron algunas de las costumbres y realizaron su propio Xantolo en su hogar, por lo que no hubo tristeza en estos días, sólo la alegría de recibir a quienes regresan del otro mundo para estar entre nosotros.