Activistas e investigadoras participan en Congreso Nacional sobre Empoderamiento Femenino

Congreso empoderamiento femenino

Por La Redacción
Fotografía: Especial y Archivo


Con la finalidad de plantear retos y propuestas para eliminar la violencia contra la mujer, además de promover la equidad de género en los distintos espacios, la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) realizó este 28 de octubre el XVI Congreso Nacional sobre Empoderamiento Femenino en su modalidad virtual, que conmemoró este año a la activista en favor de los derechos humanos, Rosario Ibarra de Piedra.

Tras la inauguración, se efectuó la conferencia magistral "Violencia de género y acceso a la justicia", impartida por la reconocida investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Alicia Elena Pérez Duarte, quien sostuvo que es inalienable el derecho de las mujeres a decidir sobre su maternidad, pero también es cierto que el feminismo es un movimiento revolucionario que ha logrado cambios sin necesidad de utilizar la violencia.

Durante la ponencia efectuada a través de Facebook Live, la investigadora planteó que el poder y control sigue ostentado por el género masculino, lo que se refleja en las relaciones interpersonales, los espacios públicos y al interior del hogar, bajo el amparo de la estructura del patriarcado.

A pesar de la paridad de género que se ha impulsado en la vida pública, la voz del hombre aún es más poderosa, detenta el poder en todos los espacios y eso justifica la permanencia de la violencia machista en contra de las mujeres, afirmó la asesora en políticas públicas para la igualdad entre mujeres y hombres y el acceso a una vida libre de violencia para las mujeres, tanto en organismos nacionales e internacionales.



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La violencia machista, agregó, se mantiene en gran medida porque en el sentido común de la justicia en México no está la igualdad entre la víctima y el acusado, al seguir bajo el predominio de la estructura del patriarcado. “Las pruebas no son fácilmente accesibles, la prueba más importante es la narrativa de la víctima y esa es la que no tiene cabida en la lógica del sistema de justicia”, subrayó, al advertir que 70 por ciento de los feminicidios son cometidos al interior del hogar.

“El problema es que la violencia machista no entiende el poder disuasivo que tiene las sanciones de la ley, no hay una relación causal entre la sanción y esas conductas. No hay una ley que sea efectiva para disuadir la violencia machista. Al agresor le importa más mostrar su poder que los años que pueda irse a la cárcel, porque además cuenta con la estructura machista en el sistema de justicia”, lamentó la especialista.

Por su parte la defensora universitaria y moderadora de la conferencia, Martha Guadalupe Guerrero Verano, comentó que Alicia Elena Pérez ha revisado todo el contexto jurídico mexicano bajo perspectiva de género, además de hacer notorios los vacíos que propician la desigualdad entre mujeres y hombres.

“Ella invita a romper con la pasividad para crear compromisos internacionales para generar una vida libre de violencia y equidad entre ambos sexos; propone reformas e intenta llevarlas a la realidad”, refirió, tras refrendar su apoyo y lucha para combatir el acoso y el hostigamiento sexual dentro de la casa de estudios.



Mesas de trabajo


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Las actividades del XVI Congreso Nacional sobre Empoderamiento Femenino continuó con 10 mesas de trabajo con ponentes de México y de otros países, como El Salvador y Brasil. Las temáticas abordadas fueron empoderamiento femenino, violencia contra las mujeres, mujeres y participación política, estudios sobre la diversidad sexual, comunicación y género, además de género e interseccionalidad.

Investigadoras de toda la República Mexicana expusieron los resultados de sus trabajos sobre la violencia ejercida contra las mujeres. Ana Cristina Aguirre Calleja, profesora investigadora de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), y Ana Paula Castillo Pacheco presentaron el trabajo “Experiencias de acoso callejero: la percepción de seguridad de las mujeres en Puebla”. El estudio arrojó resultados que permitieron detectar si existe acoso callejero, de qué tipo, así como los incidentes que se presentan con más frecuencia y las zonas de mayor incidencia.

De acuerdo con el grupo de investigación, existe una lógica heteropatriarcal del espacio privado de la comunidad que llega a las calles para tratar de normalizar el comportamiento violento hacia sus integrantes, mediante la creación de mecanismos como la policía de género.

Los resultados arrojaron que un gran número de mujeres encuestadas sufrieron acoso callejero, en su mayoría jóvenes. Por otra parte, más del 50 por ciento expresó que las calles no son espacios donde se pueda transitar libremente.

Las principales agresiones que se reportaron en el estudio fueron observación persistente, catcalling (término utilizado para referirse a los chiflidos, silbidos, gritos u otro sonido molesto para llamar la atención de las mujeres), además de piropos lascivos y persecución. También se presentó la exhibición de partes íntimas, desnudos totales, masturbación, así como toma de fotografías o video.



Creando comunidad entre mujeres


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La investigadora Diana Valentina Zapata presentó el trabajo “Miedo como generador, creando comunidad entre mujeres. Un estudio de caso sobre secuestros en el metro de la Ciudad de México”. El documento partió de la etnografía virtual para recuperar 19 testimonios de mujeres que sufrieron un intento de rapto durante el 2019 desde el análisis de los relatos, las estrategias que se implementaron tras las denuncias en redes sociales y el discurso institucional ineficiente que permitió conocer cómo el miedo propició generar resistencias colectivas.

De los 19 testimonios, 18 mujeres lograron escapar al secuestro, tres quedaron inconscientes en el intento de escape tras un golpe por parte del atacante, mientras que el resto de narraciones exhiben luchas constantes por huir, afectaciones físicas, psicológicas y sociales, así como denuncias que no procedieron por parte de las autoridades de la Ciudad de México.

“Qué tan normalizada está nuestra violencia que tenemos que justificar las acciones de dónde estábamos, de con quién estábamos y cómo estábamos vestidas para justificar que éramos mujeres buenas y que no nos había pasado por hacer una acción mala, es una mentalidad que debemos borrar”, denunció Valentina Zapata sobre la inacción y falta de reconocimiento para atender los casos antes y después de que se hicieran virales.

La investigación expuso que se crearon comunidades en línea a partir de la denuncia masiva de los casos, la cual si bien no es tradicional, existe y tiene un impacto real, como son los mapeos de intento de secuestro realizados por Zoe Láscari y Serendipia, cuya base identificó el modus operandi de los atacantes, patrones de lugares, número de agresores y horarios; la creación de infografías o manuales para saber cómo actuar ante una agresión, así como las manifestaciones de mujeres que permitió migrar de la comunidad online a la offline.



Activismo feminista online


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Mientras que Jonnhy Lara Delgado expuso el tema “Habitar la protesta: activismo feminista online contra las violencias de género”, en el cual recabó más de 700 datos de Twitter, Facebook y mensajes de Telegram relacionados con el activismo feminista, para posteriormente ser analizados y contrastados con los diarios de campo.

El trabajo de investigación encontró una resignificación de la acción política y la protesta al pasar del activismo digital a la acción en el mundo real, como el llevar la discusión de la violencia de género dada a través de testimonios en redes sociales con el uso de hashtags durante las manifestaciones colectivas en las calles de la ciudad, en la toma de instituciones o la creación de comunidades entre mujeres para enfrentar las agresiones cotidianas.

Los estudios tratados en la mesa de trabajo coincidieron en que existe en el país una naturalización de la violencia contra las mujeres que permea a todos los ámbitos de la sociedad, y que las instituciones encargadas de erradicar este tipo de violencia machista demuestran su incapacidad por implementar acciones eficientes y eficaces que den respuesta a las demandas de las mujeres, lo que ha dejado el trabajo en manos de la sociedad civil.

“Mientras, el gobierno no atiende las situaciones que ya están documentadas, tenemos que continuar haciendo acciones de base con estas comunidades que están surgiendo”, declaró Ana Cristina Aguirre Calleja.