La medicina es mi vida: Manuel Borbolla, benefactor

Por Eva Becerril
Fotografía: Emmanuel Chang y Jorge Hernández


Gracias a los significativos logros del estudiantado, egresados y científicos de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) en el área de la salud, el Hospital San José de Querétaro, destacado a nivel nacional, otorgó 30 becas para alumnos que de Enfermería, Farmacia y Médico Cirujano.

A través de su director general, el reconocido médico ginecobstetra Manuel Borbolla García, este hospital se ha dado a la tarea de recibir a alumnos que realizan servicio social e internado en sus instalaciones, donde se les entregará una subvención de tres mil pesos, alojamiento, comida y se les imparte clase, entre otras cosas.

Garceta tuvo la oportunidad de platicar con el este reconocido especialista de la salud sobre su vida, su lucha como médico y el gran esfuerzo para erigir el Hospital San José en Querétaro, un hombre que se ha convertido en benefactor de los alumnos de la UAEH:


Inicios de una pasión


Desde la comodidad de su hogar, el destacado médico ginecobstetra y especialista en laparoscopia narró que nació en Morelia, Michoacán, “pero no viví allá… mi papá era médico anestesiólogo y tuvimos la mala fortuna de que él falleciera muy joven, a los 42 años. Mi mamá se quedó viuda a los 39 años con cinco hijos.


“La medicina es mi vida, junto con mi familia”


Comentó que su padre había formado cierto patrimonio que le permitió a él y sus hermanos continuar. “Mi madre es una mujer muy fuerte, muy decidida que nos sacó a todos adelante. Pero en mis años infantiles yo siempre quise ser médico, yo tuve la influencia de mi papá y el gusto por la medicina.


Las glorias de la natación


El prestigioso médico viajó a la Ciudad de México desde la preparatoria, para entrenar natación. En una competencia en los años de 1970 se midió contra una de las estrellas de esa época. “Nadé bien y se fijó en mí Nelson Vargas, que en ese momento ya era el entrenador nacional”.

Vargas lo invitó a ingresar al Centro Deportivo Olímpico Mexicano (CDOM), pero antes de eso debió vivir con su abuelita porque no tenía la edad suficiente para instalarse en ese lugar. Fue en 1974 cuando entró al CDOM para ser de alto rendimiento.

“Tuve la oportunidad de estar allí, de ser parte de la selección nacional en el periodo de 1975 a 1979, que fue cuando mi papá murió. Pude ir a centroamericanos porque fui campeón estatal y nacional; representé a Querétaro, a México y a mi universidad, la UNAM, en estas competencias”.

Señaló a Garceta que en 1979 ya estaba en la preselección que viajaría a los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980, pero el evento padeció un boicot por parte de Estados Unidos y otros países por la invasión soviética en Afganistán. Además, su padre falleció meses antes de los juegos, por lo que decidió no ir.


“En esa época conocí a mi esposa, nos casamos en 1982 y tuvimos seis hijos: cinco hombres y una mujer”



La medicina y el terremoto de 1985


Aunque continuó nadando, Borbolla García se dedicó a estudiar medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pues en aquellos días no había esa carrera en Querétaro, lugar al que regresó en 1983 para realizar su servicio social.

En ese mismo año aprobó su examen de residencia para poder entrar en 1984 al Hospital “Gabriel Mancera”. En el segundo periodo de especialidad le tocó estar en Centro Médico Nacional: “desafortunadamente en 1985 sufrí el terremoto. Yo estaba de guardia y me tocó toda la evacuación del ahora extinto Hospital de Ginecología Número 2”.


“A mí me daban por muerto, porque en las últimas transmisiones televisivas anunciaron que se había caído el hospital de Centro Médico. Mi esposa estaba en Querétaro, pero como se cortaron comunicaciones y no pude ir en algunas semanas pensaron que ya no vivía”.


Relató que después de eso a todos los residentes pasaron al Hospital de Ginecología y Obstetricia Número 4, donde tuvo la oportunidad de terminar la especialidad. “Siempre he dicho que soy híbrido, porque presidí la generación de egresados de la Gineco 2 y los ex alumnos de Gineco 4. Tuve la gran fortuna de convivir con grandes grupos de médicos”.



La cirugía laparoscópica


Después de terminar la especialidad se dedicó a estudiar diplomados en ultrasonido y en laparoscopia. “En los años de 1990 me tocó la época fuerte de la laparoscopía con sus inicios, desde hacer las primeras cirugías más avanzadas hasta las que ahora son más comunes”.

Aseguró que ha habido un cambio enorme en los equipos que entonces se ocupaban a los que ahora se usan. En el Centro Médico, dijo, había aparatos que invadían un cuarto completo y no se veía más que imágenes grises y se debía adivinar lo que se mostraba.

“Ahora ya vemos imágenes en cuarta dimensión y con una nitidez impresionante. Todo ese proceso tecnológico me ha tocado vivirlo, procurando ir a la par, inclusive por delante de lo que se está presentando en México”, refirió.


Sacrificios para mejorar


En 1987 regresó a Querétaro y comenzó a trabajar en el Hospital General como ginecólogo, además de ser jefe de enseñanza en dicho nosocomio e impartir clase de Ginecología y Obstetricia en la Universidad Autónoma de Querétaro.

En 1988 fue nombrado subdirector y al siguiente le fue conferida la responsabilidad de ser director. “En esa época traje las residencias a Querétaro, las primeras generaciones de Ginecobstetricia, Cirugía, Medicina Interna y Pediatría egresaron durante mi administración”.

Manuel Borbolla sostuvo que en aquellos años él y su familia tenían muchas carencias, por lo que igualmente se empleó en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y tenía su propio consultorio.


“Mi esposa Argelia me veía algunas horas de la semana y me perdí muchas cosas de la infancia de mis hijos mayores. Eso es algo que uno sacrifica como parte de la vida, cuando se tiene la necesidad de trabajar y crecer, pero no es algo que me deplore, pues al final nos permite ser quien somos”




El Hospital San José

El doctor Borbolla quiso continuar con la visión planteada por su padre antes de fallecer: tener un sanatorio. “De allí empezó la gran aventura. Lo abrí con apoyo de todos y estaba en el centro de Querétaro, con muchas dificultades y limitado de dinero. Prácticamente la familia hacía todo, pero empezamos a crecer”, mencionó a Garceta.

Recordó que cuando realizaron el proyecto del actual Hospital San José, en la Avenida Constituyentes, era muy joven. “Cuando llegué al estado era vergonzoso que en una institución de salud no había ultrasonido a las 2:00 de la tarde del viernes. Lo que hice fue agregar un área de terapia intensiva digna para el paciente en el sanatorio, no había un ventilador pediátrico en Querétaro ni de adulto”.

Aseguró que tratar a una paciente con esterilidad era imposible y también se visibilizaba que no se seguían los protocolos. “Comencé a hacer protocolo, exámenes, estrógeno… todo. Mando a laboratorio a pacientes y así pasaba una semana cuando me regresan a todas porque había que enviarlas a México, allí me di cuenta que no se seguían el protocolo, pues debían hacer todo el resumen médico y todos los papeles para enviar a la capital para un examen tan simple que ahora hasta en una farmacia puedes comprar”.

Así con todas esas necesidades trabajaban los hospitales de su estado, al punto que nacía un niño prematuro y no había cómo ventilarlo. “Eso te da un área de oportunidad; nosotros tuvimos los primeros monitores fetales, tuvimos el primer ventilador neonatal, los primeros quirófanos con aparato de anestesia, que era un lujo”, expresó.

Señaló que él y su equipo armaron un quirófano como debe ser, una sala de labor, terapia neonatal e incubadora.


Creó el proyecto Hospital San José y en 1994 abrió el primero, con la última generación de resonancia magnética, tomografía, así como terapia intensiva de adulto y neonatal


“De allí empezó todo el crecimiento. Yo calculaba que con el número de camas, que en su momento eran más de 50 y 90 consultorios, duraría unos 10 años”. La sorpresa fue que en 1998 ya necesitaba crecer en infraestructura, pues los cambios tecnológicos urgieron la evolución.

El hospital creció en ginecología y obstetricia así como pediatría. “Esto fue lo primero y lo denominamos Torre 1, luego creamos un auditorio y empezamos a tener convivencias con médicos. Fue un proceso evolutivo importante, de crecimiento continuo y de mejora. Después vino la certificación y un desarrollo explosivo de Querétaro, junto con la competencia con otros hospitales”, apuntó.


El sueño del Hospital-escuela


“Uno de mis pendientes era el área de enseñanza. Yo siempre fui respetuoso de este proceso, porque es estricto y es una responsabilidad muy importante para quien la da. Tú no puedes llegar a un lugar si no sabes”, declaró.


“Jóvenes, estudien mucho, aprovechen las oportunidades de la vida y piensen en grande”


En 2018 comenzó a trabajar en la posibilidad de recibir en el hospital a alumnos de servicio social y residentes. Mencionó que las posibilidades se abrieron por el auditorio que se construyó, las aulas y la tecnología en donde ya ha habido congresos.

“Yo estoy muy agradecido con la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo que nos acogió. Es una responsabilidad muy importante para nosotros. Hemos respondido dándoles enseñanza a los muchachos, cubriendo sus necesidades como la alimentación”.

Aseguró que desea dar un plus a la Universidad. “Nosotros no somos un hospital que te va a aceptar a alumnos y los va a hacer guardias, papeleo, historias clínicas y entrar a cirugía. Van a tener un trato humano, preferencial, se les enseñará, dará alimento y los capacitará gente especialista que los evalúe correctamente”.


“Les van a dar el diagnóstico adecuado, pues decirle a un paciente que tiene diabetes y no lo tiene es etiquetarlo para toda su vida, lo mismo un tumor o cáncer”


Antes de cerrar la charla, realizada en su modesta casa, recalcó que desea dejar un legado y hospitales que cumplan con todo lo que ha visto en su proceso de enseñanza. “Todo el proceso de investigación y el manejo de sustancias se trabaja conjuntamente directamente con la Universidad, no puedes hacerlo solo como hospital; debemos estar en la común unión”.