Revista Gaceta UAEH

Feliz Navidad: algoritmos, deseos colectivos y la magia que aún es nuestra


Por Ciro Bladimir Tapia Mendoza11


Feliz Navidad: algoritmos, deseos colectivos y la magia que aún es nuestra

Cada diciembre, e incluso antes de que inicie el último mes del año, comenzamos a sentir las vibras navideñas: suenan aquellas canciones que escuchábamos durante nuestra infancia por doquier, entramos a alguna red social y nos encontramos con un anuncio sobre las luminarias en tendencia o incluso recetas que aparecen justo cuando pensábamos en ellas. Para muchos, es una simple coincidencia, pero lo cierto es que las fiestas decembrinas actuales están influenciadas por una cadena de algoritmos que anticipan gustos, emociones, caprichos y antojos, a veces con una precisión milimétrica que impacta.

Hoy por hoy, las festividades tradicionales están influenciadas por sistemas digitales que se vinculan para decidir que vemos, que podemos comprar -en la medida de nuestras posibilidades-, e incluso que o a quienes extrañamos en estas fechas. Desde una serie de reels que van “adivinando” nuestros gustos hasta sitios en línea que ofrecen productos de forma anticipada. La temporada es un ejemplo perfecto sobre la noción de gobernanza algorítmica, es decir, una regulación, aunque silenciosa, pero con influencia en nuestro comportamiento sin que se note.

En esta parte, viene la coyuntura principal, la Navidad es el recordatorio más poderoso de lo que los algoritmos no pueden ni deben controlar: la convivencia, los sentimientos, el afecto y cariño hacia los seres que apreciamos. Esta época es un momento en el que tenemos un sentido de pertenencia e identidad.



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Es cierto, los algoritmos saben que a partir de diciembre la nostalgia aumenta, la sensibilidad está a flor de piel, que queremos sentir que el año tuvo sentido, por esta razón las plataformas digitales ajustan algunas de sus páginas para establecer discursos de unión, fraternidad y con ello, promociones que apelan a la necesidad de comprar los productos que se ofrecen.

Si bien, esta parte refleja cómo las nuevas tecnologías cada día aprenden más de nosotros, también son una luz de esperanza. En diciembre la mayoría de las personas seguimos conexión, afecto, pertenencia, amor, paz y luz; todo ello no lo inventó, ni construyó ningún algoritmo.

Habrá quienes consideren que la Navidad, así como cualquier otra tradición, están siendo secuestradas por las nuevas tecnologías, y algo de razón hay en ello, la mercantilización digital aumenta el umbral de consumismo al diseñar deseos que terminamos empaquetando con bonitos papeles de colores, patrones de pinos o bastones navideños. Aunque también es el momento en el que se hace uso de la tecnología para acortar distancias entre familiares a través de videollamadas, mensajes o fotos que sean testimonio de los festejos.

Desde la ciencia política se suele enfocar el trabajo en los riesgos, asimetrías de información y dispositivos de poder, pero estas fechas nos muestran algo distinto que la tecnología puede ser un ejemplo para recuperar vínculos, reconstruir nuestro tejido social y acrecentar las tradiciones navideñas.

En medio de un cúmulo de recomendaciones automatizadas y anuncios minuciosamente dirigidos, hay momentos en que ningún sistema informático; infiero en el informático porque el político sí implicaría distintas cuestiones, anticiparán ni determinarán la conversación familiar, risas, abrazos y la reconciliación.



Los algoritmos pueden sugerir, pero no sienten lo que nosotros; pueden predecir, pero no celebrar; pueden recomendar, pero no puede abrazar.



Amor, paz y luz ¡Feliz Navidad y próspero 2026!

¡Nos leemos pronto!



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1Alumno del octavo semestre de la Licenciatura en Ciencia Política y Administración Pública de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, ta400214@uaeh.edu.mx