Revista Gaceta UAEH

Enseñanza en entornos diversos


Por Naomi Torres, estudiante de la licenciatura en Enseñanza de la lengua Inglesa en la UAEH


Enseñanza en entornos diversos

En la Licenciatura en Enseñanza de la Lengua Inglesa (LELI), adscrita al Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSHu) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), el crecimiento profesional y personal de las y los futuros docentes Garza es un eje central de su formación. Por ello, la licenciatura impulsa experiencias de enseñanza tanto dentro como fuera de las aulas universitarias, con el fin de fortalecer sus competencias pedagógicas en contextos reales y diversos.

En esta edición dedicada a los derechos humanos, nos adentramos en la labor y vivencias del alumnado de LELI, quienes enfrentaron distintos retos en los espacios donde impartieron clases. Cada escenario exigió adaptarse a nuevas dinámicas, aplicar recursos y metodologías aprendidas a lo largo de su formación, además de recurrir a su creatividad, sensibilidad y valores para garantizar procesos educativos respetuosos, inclusivos y orientados al bienestar de todas las personas.



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Práctica docente



Como parte de “Planeación de clases” materia que se imparte en la Licenciatura en Enseñanza de la Lengua Inglesa (LELI), las y los alumnos realizaron un ejercicio docente en el cuándo impartieron clases en escenarios afiliados a la universidad o externos. En esta ocasión los lugares a elegir fueron: Centro de Internamiento para Adolescentes (CIPA), Casa Hogar “La Buena Madre” y la Telesecundaria número 1.

Debido a la naturaleza de los lugares en que se llevaron a cabo las clases, se presentaron restricciones particulares con respecto a cada sitio en que se desempeñaron los futuros docentes, teniendo en cuenta el contenido a enseñar así como los materiales adecuados, la conducta de los alumnos, el mobiliario e incluso la vestimenta adecuada para ingresar. Estas adaptaciones respondieron tanto a las necesidades del entorno como al deber ético de ofrecer una educación respetuosa de los derechos y contextos de cada persona.



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Protocolos, respeto y derecho a la educación



En el Centro de Internamiento para Adolescentes (CIPA), las y los estudiantes adecuaron el temario y su vestimenta, ya que algunas prendas y colores están prohibidos por el código interno. Ciertos temas, como la familia o experiencias personales, tampoco pudieron abordarse por razones de seguridad y cuidado emocional. Asimismo, se enfrentaron a limitaciones en los conocimientos previos del grupo y en la disponibilidad de materiales.

A pesar de ello, quienes impartieron clases en este espacio destacan que hubo respeto mutuo y disposición para aprender. Desde un enfoque empático y consciente del contexto del estudiantado, se fortaleció el derecho a la educación, recordando que todas las personas, sin importar su situación, merecen oportunidades formativas libres de prejuicios.



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Estado de ánimo e inmobiliario



En la Casa Hogar “La Buena Madre”, las y los futuros docentes no enfrentaron restricciones de contenido o vestimenta, pero sí tuvieron el reto de compartir espacios con otros profesores y motivar a aquellas alumnas que inicialmente mostraban resistencia o desinterés por el idioma.

Con el paso del tiempo, mediante juegos, dinámicas y un enfoque contextualizado, fue posible generar un ambiente de confianza que mejoró su desempeño. Esto impulsó la participación del grupo y fortaleció su sentido de bienestar.



“La experiencia fue muy grata y enriquecedora, no solo en lo profesional, sino también en lo personal. Trabajar en lugares donde se requiere más que conocimiento, una perspectiva humana, permite que las niñas aprendan en un entorno ameno, cómodo y entretenido”, compartió una alumna de LELI.


Un alumnado peculiar



El trabajo con grupos tan distintos permitió a las y los futuros docentes a comprender la importancia de adaptar sus estrategias para garantizar el derecho a una educación inclusiva. Se encontraron con estudiantes de ritmos de aprendizaje variados, con diversidad funcional y con retos emocionales que exigieron flexibilidad, creatividad y sensibilidad. Esta experiencia dejó claro que cada persona requiere una atención particular para aprender en un entorno digno y respetuoso.

A pesar de los desafíos, las y los participantes coinciden en que la práctica fue profundamente formativa. El adaptarse a escenarios inesperados, generar confianza y descubrir nuevas formas de enseñanza transformó su visión sobre la labor educativa. Al final, reconocen que trabajar con estudiantes tan diversos fortaleció su compromiso con una pedagogía humanista centrada en la dignidad y en los derechos humanos de todas las personas.

Estas experiencias permitieron a los futuros docentes reconocer la diversidad de realidades que viven las y los estudiantes, y comprender que la labor de un maestro implica mucho más que impartir contenidos: exige sensibilidad, respeto y la capacidad de adecuar la enseñanza a cada contexto. Así, al enfrentarse a distintos espacios, retos y poblaciones, se espera que el alumnado de LELI refuerce su compromiso con una práctica educativa incluyente, ética y profundamente humana.