Revista Gaceta UAEH

En Hidalgo, la tierra habla de identidad, alimento y futuro


Por Otilio Arturo Acevedo Sandoval,
profesor investigador del Área Académica de Química ICBI-UAEH


En Hidalgo, la tierra habla de identidad, alimento y futuro

Cada 07 de julio se conmemora el Día Mundial de la Conservación del Suelo, una fecha que adquiere especial relevancia para el estado de Hidalgo, entidad cuya riqueza natural, agrícola y cultural se entreteje con el cuidado de la tierra.

En Hidalgo, el suelo no solo sostiene cultivos: sostiene comunidades, saberes ancestrales y una herencia agrícola que ha resistido el paso del tiempo. Desde la región Otomí-Tepehua hasta el Valle del Mezquital, la tierra ha sido testigo de prácticas agroecológicas que hoy son fundamentales para enfrentar los retos globales.



Maíces nativos: semilla de resistencia y conservación



En Hidalgo, la conservación del suelo está íntimamente ligada a la preservación de los maíces nativos, cultivados durante siglos por pueblos originarios que han sabido interpretar los ritmos del clima y del territorio. Estos maíces —con sus múltiples colores, texturas y adaptaciones— no solo nutren la dieta hidalguense, sino también los procesos ecológicos que mantienen vivo el suelo.

A diferencia de los monocultivos con semillas híbridas o genéticamente modificadas, que requieren grandes cantidades de fertilizantes, fungicidas e insecticidas, los sistemas tradicionales hidalguenses aportan resiliencia, reducen la erosión y promueven la biodiversidad.



Suelos en riesgo: agroquímicos y degradación silenciosa



La creciente dependencia de agroquímicos sintéticos, especialmente en zonas agrícolas intensivas del Valle del Mezquital, ha generado un deterioro alarmante de la calidad del suelo: pérdida de materia orgánica, compactación, salinización y contaminación por residuos tóxicos.

Además, prácticas como la quema de rastrojo, la tala clandestina en zonas de ladera y el sobrepastoreo han contribuido a la erosión y desertificación, particularmente en zonas semiáridas como Actopan, Ixmiquilpan o Zimapán.

La conservación del suelo en Hidalgo no es solo un tema ambiental, es un asunto de seguridad alimentaria, de justicia social y de supervivencia cultural.



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Conservación del suelo y los ODS: compromiso local con metas globales



La salud de los suelos hidalguenses está vinculada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. Protegerlos contribuye directamente a:

  • El ODS 2: Hambre Cero, al asegurar sistemas agrícolas sostenibles;
  • El ODS 13: Acción por el Clima, al capturar carbono en suelos fértiles;
  • El ODS 15: Vida de Ecosistemas Terrestres, al mantener hábitats funcionales y biodiversos.

Desde la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), a través de programas educativos como las ingenierías agrícola, geológica ambiental, biología, forestal, así como posgrados como la Maestría en Gestión Ambiental y los doctorados en Ciencias Ambientales, Ciencias Agropecuarias y Biodiversidad, entre otros, se impulsa la formación de profesionales comprometidos con el cuidado del territorio y la sustentabilidad; mientras que a través de proyectos de investigación interdisciplinaria, se impulsa el estudio del carbono en suelos, la restauración ecológica y la agroecología como herramientas clave para conservar este recurso estratégico.



Acciones locales para proteger la tierra



En Hidalgo, diversas comunidades, instituciones y organizaciones trabajan para implementar técnicas de conservación del suelo como:

  • Cultivo en curvas de nivel y terrazas en zonas de pendiente.
  • Uso de abonos orgánicos y biofertilizantes, fabricados localmente.
  • Incorporación de cobertura vegetal viva o muerta, para evitar la erosión.
  • Capacitación campesina en técnicas regenerativas, impulsadas por ejidos y cooperativas.

Asimismo, existen esfuerzos por rescatar variedades nativas de maíz, particularmente en municipios como Huejutla de Reyes, Chapulhuacán, Tepehuacán de Guerrero, Huehuetla, San Bartolo Tutotepec y Tenango de Doria, donde el maíz sigue siendo más que alimento: es símbolo de identidad.



Conservar el suelo hidalguense es cuidar la raíz de nuestra cultura, la base de nuestra alimentación y la esperanza de un desarrollo verdaderamente sostenible.



En este Día Mundial de la Conservación del Suelo, recordemos que no hay futuro sin tierra fértil, y que las decisiones que tomamos hoy sobre su uso y cuidado impactarán en la calidad de vida de generaciones enteras.



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