Gaceta UAEH

Abstencionismo: más allá de la apatía


Por Nelly Téllez Islas
Fotografía: Nelly Téllez Islas y Especial


Abstencionismo: más allá de la apatía

Este 2024, México vive por primera vez una de las elecciones más grandes en su historia democrática, porque es un proceso electoral concurrente en el que se elegirán más de 19 mil cargos populares para renovar la presidencia de la República Mexicana, las senadurías, las diputaciones federales y locales, algunos ayuntamientos, así como algunas gubernaturas.

En cada proceso electoral, uno de los desafíos más recurrentes es el de combatir y disminuir la apatía ciudadana, dado el elevado índice de abstencionismo. Aunque las organizaciones ciudadanas, los órganos electorales y los partidos políticos se han esforzado por evitar o, al menos, reducir esta situación al invitar a la población a que acuda a las urnas para ejercer su voto, esto no ha sido suficiente.

Sin embargo, este fenómeno político va mucho más allá de ser un acto en el que las personas deciden no acudir a las urnas a manifestarse ni a favor ni en contra de alguna candidatura por falta de interés, pues detrás de esta decisión, existen otras razones que llevan a las personas a optar por no involucrarse en la dinámica política.

Para explicar la naturaleza tan compleja de esta problemática, en la edición de este mes de mayo de la Gaceta UAEH, acudimos con Guillermo Eduardo Lizama Carrasco, profesor investigador del Área Académica de Ciencias Políticas y Administración Pública y jefe del Área de de Ciencias Políticas en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSHu) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).



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Guillermo Eduardo Lizama Carrasco, profesor investigador del UAEH


Para contrarrestar al abstencionismo, se necesita conocer la raíz del problema



En este sentido, el científico Garza explicó que para reducir los niveles de abstencionismo es necesario conocerlo, porque si no se sabe la causa detrás de este fenómeno, muy difícilmente se podrá realizar una intervención adecuada que alcance su objetivo y se quedará en buenas intenciones cualquier acción que se emprenda.

Ante esto comentó que esta problemática propia de la política ha sido estudiada ampliamente por las ciencias sociales y se ha comprobado que no en todos los casos es apatía o desinterés lo que propicia esta ausencia de participación. De hecho, se ha registrado que no votar también implica factores sociales, económicos y políticos.

“Parte de quienes deciden no votar, lo hacen por verdadero desinterés, porque tienen una desafección por la política, a nivel personal es un tema que consideran no les afecta y les es irrelevante. En otros casos, esta ausencia en las urnas, se debe a que la gente considera que ninguna propuesta política cumple sus expectativas, evidenciando así su inconformidad ante la baja calidad de la oferta política”, indicó.

Pero también existen personas que no están motivadas porque tienen un desencanto y consideran que es más de lo mismo, no confían en los procesos, en los partidos y la forma en cómo se hace política. Mientras que en un porcentaje menor, pero no menos importante, las razones no son propias del individuo, sino que se debe a que no tienen los recursos para ir a votar, no tienen educación cívica o les queda muy lejos la urna.

Bajo este tenor, Lizama Carrasco puntualizó que el tema del abstencionismo no es sencillo de combatir y se requiere mucho más que invitar a ejercer los derechos electorales o incluso de reforzar la promoción de la educación cívica y la formación ciudadana.



No hay una fórmula mágica, pero sí es posible incrementar la participación


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Ante este complejo panorama, refirió que una forma de reducir estas cifras negativas puede ser desde el sistema educativo en donde se tiene que reforzar la educación cívica y la formación de ciudadanía para inculcar este conocimiento e interés.

Otro aspecto a considerar es que se debe mejorar la calidad de la política, es decir, tener personas involucradas con una visión crítica de los sistemas: político, de partidos y el electoral. Lo anterior para que puedan exponer las debilidades, pero al mismo tiempo puedan plantear propuestas sólidas, pues la gente ya no quiere discursos que solo hagan señalamientos.

“Esto es fundamental para la recuperación de la confianza ciudadana y en la medida que tengamos más confianza, tendremos más grados de participación electoral. Debemos hacerlo para superar por completo el modelo de democracia representativa, en donde solo se llama a la ciudadanía para las elecciones, para entonces alcanzar plenamente la democracia participativa, que es en la que la población se involucra en la toma de decisiones y en los ejercicios gubernamentales”, indicó el investigador Garza.



¿Por qué es importante votar?



“Porque es la mejor manera de asegurar los derechos de todas las personas. Votar forma parte de la democracia, ésta tiene un valor histórico y un valor civilizatorio que ha permitido resolver el problema de quién ejerce el poder en una sociedad de una forma pacífica y sin sacarnos los ojos los unos a los otros. Si no fuera así, se presentarían otras formas de acceder al poder, las cuales serían altamente costosas. La disputa del poder sería con violencia, guerras civiles o revoluciones”, manifestó el doctor Garza.



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