Gaceta UAEH

El vuelo eterno de La Garza: Tradición Universitaria


El vuelo eterno de La Garza

Aspecto del jardín de "La Garcita", antiguo nombre en el periodo Institutense. ca. 1933. Fototeca Nacional INAH.


Por Nelly Téllez Islas
Fotografía: Fototeca Nacional INAH


Alrededor de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) existen historias y relatos que han sido susurrados a lo largo del tiempo, de generación en generación, y que envuelven con magia esas tradiciones arraigadas fascinantes de nuestra alma mater.

En esta edición de marzo, y en el marco del quinto aniversario de la Gaceta UAEH, contaremos el origen de La Garza, el símbolo universitario que ha cautivado no solo la imaginación de las personas, sino también ha dejado una marca indeleble en cada integrante de la comunidad universitaria.

Para ello, platicamos con Abel Luis Roque López, director del Archivo General de la UAEH, quien nos narró todas esas historias que giran en torno a La Garza, pues una parte importante de los trabajos de esta Dirección es preservar y difundir el pasado, el cual se constituye como la base sólida sobre la cual la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo construye su presente y planea su futuro.



Extendiendo las alas para trascender


El vuelo eterno de La Garza 2

Fuente de "La Garza" en el parque Hidalgo. ca. 1920-1930. Fototeca Nacional INAH.



“Al centro del primer espacio de recreación que tenía Pachuca de Soto, el Parque Porfirio Díaz, hoy Parque Hidalgo, se encontraba una fuente que tenía una garza elaborada en bronce que miraba al cielo”, afirmó Roque López. Este es un hecho, se cuenta con material fotográfico para corroborar la ubicación original de la escultura.

Sin embargo, de un momento a otro, su nuevo hogar fue el edificio del Instituto Científico Literario (ICL), hoy Edificio Central de la UAEH, mejor conocido como Centro Cultural “La Garza” ubicado en las calles de Mariano Abasolo y Juan C. Doria en Pachuca de Soto.

Aquí es donde los relatos cobran vida, porque los motivos y las razones detrás de este cambio no se saben con exactitud, por lo que estas historias que se transmitieron de boca en boca, las cuales están envueltas de misterio y fantasía para explicar este acontecimiento, convirtiendo esa reubicación en lo que hoy se conoce como La Leyenda de La Garza, la cual cuenta con dos versiones.

La más popular de ellas es la que dice que La Garza se encontraba custodiada entre los árboles, erguida majestuosamente al centro de una fuente. Pero un día, deseosa de encontrar otro lugar y alcanzar un cambio, extendió sus alas, que fueron acariciadas con suavidad por el viento de la Bella Airosa, para elevarse por el cielo como un espíritu libre y autónomo. Después de buscar entre muchos lugares y espacios, decidió posarse y radicar en el Jardín del ICL.



Reubicación como símbolo de renovación


El vuelo eterno de La Garza 3

Fuente de "La Garza" en el parque Hidalgo. SINAFO. Fototeca Nacional INAH.



No obstante, existe otra versión que tiene que ver con marcar con la transformación, pues tras los diversos sucesos históricos que vivió el país en materia política, social y educativa, se cree que entre 1919 y 1920, un grupo de estudiantes reubicaron a La Garza como una forma de mostrar que ese parque ya no podría volver a ser lo que era antes y se necesitaba un cambio, motivo por el cual también se modificó de nombre y pasó de ser nombrado Parque Porfirio Díaz a Parque Hidalgo.

Independientemente de cómo se hayan suscitado los hechos, la esencia de estas narraciones es que hay una evolución, de un cambio y la esperanza por un mejor mañana. Por ello es que a raíz de la reubicación de esta escultura se generaron tradiciones alrededor de La Garza, como dar las bienvenidas, celebrar la elección de los directivos, así como realizar el camino de la gloria. Este último es aquel recorrido que realizan las y los alumnos que han concluido sus estudios de manera satisfactoria desde las escalinatas del Edificio Central hasta La Garza para tomarse una foto.



La Garza va más allá de su forma física.



De este modo, la figura de La Garza evoca un significado más profundo que va más allá de su forma física, pues como integrantes de la comunidad universitaria, su imagen tiene una connotación emocional que genera un vínculo de identidad y un sentido de pertenencia con esta casa de estudios, con sus valores e ideales.



El vuelo eterno de La Garza 4

Jardín de "La Garza" durante el periodo rectoral del ingeniero Carlos Herrera Ordoñez. 1978. Fototeca Nacional INAH.