Gaceta UAEH

Perspectiva musical del arte
El potencial de la música en vivo, la percepción y la sinestesia


Colaboración de Jesús Arreguín Zozoaga, compositor
Profesor de Tiempo Completo del Instituto de Artes
Fotografía: Maestro Jesús Arreguín y Strider


La música como cualquier otra de las manifestaciones artísticas, puede evocar en el escucha sensaciones emocionales de distinta índole y asociaciones diversas de nuestras actividades cotidianas; remitirnos a otras situaciones automáticamente sin rastrearlas mediante la memoria. Estos eventos pueden estar asociados a lo que se denomina como “Sinestesia”, cuyo concepto original significa unión de los sentidos, del griego “syn” (unión) y “asthesis” (sensación).

Existen personas que pueden percibir sonidos a través de los colores y viceversa, así como otras asociaciones directas entre números y olores, texturas con sabores, etcétera.

Este fenómeno puede interpretarse como habilidad o patología; desde un enfoque inocuo se puede manifestar en la cotidianidad como asociar “el brillo del agua en una uva, con una copa de cristal” -como las metáforas poéticas- el conector de esta asociación es el brillo de la luz reflejada en la fruta y en el vórtice del objeto y no necesariamente porque las copas se empleen para beber vino como derivado de la uva -aunque este podría ser otro tipo de asociación- relacionar el brillo de esa uva húmeda a la copa, podría aludir también al cristal biselado de una ventana o lámpara.



Ratatouille

“Ratatouille”, (2007. Brad Bird). Fotograma de una escena sinestésica del film


Viaje de transfiguración

Peyote, “Viaje de transfiguración”. El Nahual, (2009-2012. Jesús Arreguín Zozoaga).
Ópera/Espectáculo Escénico Multidisciplinario. Ensamble Música ´900, Instituto de Artes, UAEH.



Vincular sensorialmente un estímulo con situaciones experimentadas previamente, puede confundirse con la activación de la memoria y la automaticidad de la sinestesia. La diferencia entre la voluntad de recordar o relacionar algo en la primera, como: “ah, se me acaba de ocurrir algo…”, y la percepción automática e involuntaria de la segunda: como escuchar colores, es decir, una conexión entre dos elementos en concreto. Han existido creadores con estas cualidades como Alexander Scriabin y Wassily Kandinsky, entre otros.

¿Es usted una persona sinestésica?



Amarillo-Rojo-Azul

Amarillo-Rojo-Azul (1925. W. Kandinsky)


Sinestesia pianística

Sinestesia pianística. Schumann’ s Skull (2015). Pianos, Claudia Lidia Alarcón Silva y Oscar Eniel García Cruz. Instituto de Artes, UAEH.



La sinestesia es como un paquete sensorial-emocional y se activa como disparo, puede ser banal o no en función de la habilidad para manejarla. Estudios estiman que una de cada 23 personas tienen esa condición, quienes no la tengamos debemos emplear la imaginación para enriquecer nuestra experiencia al asistir a un evento artístico o a un concierto. La música detona imágenes en nuestra mente con la asociación y memoria.

En las manifestaciones artísticas es común y necesaria la interacción de asociaciones pues parte de su comprensión se nutre de estas. El arte en general emplea simbolismos y referencias diversas de la naturaleza, la ciencia, la literatura y la vida misma; es necesario como espectadores expandir nuestra capacidad de percepción para accesar más fácilmente a la comprensión artística.

En la música, este tipo de accesos son más complicados cuando los simbolismos y referencias de representación son cotidianos -como objetos específicos- o no tan cercanas a la naturaleza -como historias y relatos- su alusión, únicamente mediante sonidos (sin texto), es altamente ambigua, pues no existe otra manera de representarlos o sugerirlos como en las Artes visuales, el Teatro y la Danza.

La interconectividad de los estímulos musicales permite realizar asociaciones sensoriales, como imágenes para seguir un rastro o “hilo conductor” de la propuesta, que a uno mismo le diga algo -que aunque subjetivas, son constitutivas del Arte- y “hacer coherente” un mensaje parcialmente abstracto.

Siempre hay un “elemento” que detona una emoción contenida en otro contexto que nos permite comprender algo de ambas expresiones: como una escena de película vista previamente, o de manera inversa. Asistir a una obra teatral, exposición de pintura o fotografía, etcétera, puede “mandarnos” hacia la literatura, a un pasaje musical que recordemos o comer algo que nos gusta.

Existe un dicho que podría ejemplificar lo anterior: una imagen dice más que mil palabras.



Mezcalito

Mezcalito, “Mitote y Éxtasis”. El Nahual, (2009-2012. Jesús Arreguín Zozoaga).
Ópera/Espectáculo Escénico Multidisciplinario. Ensamble Música ´900, Instituto de Artes, UAEH



Esto es parte de la riqueza de las artes, pero desde nuestra Perspectiva Musical, la música comprende la potenciación emotiva del espectador, a través de las vibraciones sonoras y los relieves que aportan algunos de sus diversos parámetros.

Las Frecuencias de los sonidos -la velocidad a la que se mueven las ondas y establece las notas por el registro acústico en que se ubican ya sea grave, medio o agudo- se filtran en nuestro cuerpo impactándolo, como el ruido de un potente motor de camión que pasa cerca de nuestra casa hace vibrar las ventanas, así hacen vibrar nuestro cuerpo. Tales vibraciones estimulan nuestra corteza cerebral y por ende nuestra mente y estado emocional.

La Dinámica es la variación intermitente del volumen de la música, que puede diversificarse entre varias familias instrumentales (instrumentos de aliento-madera, de aliento-metal, de cuerda y percusión), creando calidades diferentes que nos pueden hacer sentir emoción, confort y relajación en función de la intensidad que se imprime a los sonidos, de lo más bajo o ligero a una densidad o masa sonora mayor (acordes y cantidad de instrumentos sonando al mismo tiempo).

El Ritmo es una diversidad de impulsos y duraciones contenidos en una frase musical, que depende de la acentuación que se imprime a cada nota o acordes (grupos de notas que suenan al mismo tiempo), el cual induce a cierta continuidad del discurso sonoro; esto va creando en función de la duración de cada uno de esos eventos -notas o acordes- una distribución temporal en la sucesión entre cada uno de ellos.

Es muy importante diferenciar este concepto de lo que normalmente se piensa que es el ritmo, que generalmente se confunde con pulso o beat, una secuencia estable y repetitiva en su distribución temporal de notas o acordes.

Tan sólo estos parámetros de la música, potencian lo emocional y espiritual mediante la conexión de sensaciones corporales que -dependiendo de la sensibilidad de los individuos- pueden estimular otras áreas cerebrales.

Es necesario considerar algunos aspectos fundamentales cuando asistimos a un concierto (del verbo concertar: conciliar, pactar), lo visual al presenciar la actuación de los músicos, la emoción colectiva con el público, las diversas sorpresas que aportan un estímulo mayor a nuestra percepción, etcétera, pues asistimos -como originalmente fue- a un ritual.



Mezcalito

Ritual musical. Schumann’ s Skull (2015).
Idea Claudia Lidia Alarcón Silva y realización / sustento conceptual Jesús Arreguín Zozoaga. Instituto de Artes, UAEH



La música grabada, aunque sea de la más alta calidad y fidelidad que podamos escuchar, no alcanza el impacto sensorial y subliminal de la música en vivo, pero esa es una disertación que abordaremos en otra oportunidad.

En función de cómo hemos abordado la Perspectiva Musical y sonora aquí, confirmamos una famosa frase del siglo pasado: “La música viva siempre es mejor” que enarbolara al finalizar sus intervenciones musicales Venus Rey (1916-2003), trombonista, director de orquesta y secretario general del Sindicato Único de Trabajadores de la Música (STUM) del Distrito Federal, por casi tres décadas (1959-1989).