Hervidero de terremotos: Turquía y Siria bajo los escombros

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Texto por Alejandra Zamora Canales
Fotografías: Alejandra Zamora y Especial


La madrugada del 06 de febrero un sismo de magnitud 7.8 tuvo lugar en la zona fronteriza de Turquía y Siria. Posteriormente, a las 13:30 horas de ese día, un segundo movimiento telúrico de 7.4 azotó la zona, dejando tras de sí, más de 46 mil personas fallecidas, cerca de 23 millones de damnificados, aproximadamente 114 mil edificios destruidos o dañados, y más de seis mil réplicas.


En Gaceta UAEHnos dimos a la tarea de investigar sobre los factores geopolíticos a los que se enfrentan ambos países para brindar ayuda humanitaria a las personas afectadas en una zona que se encuentran en conflicto por la guerra civil y la lucha contra facciones rebeldes; las fallas estructurales en los edificios que colapsaron; así como la importancia de cumplir con las normativas de construcción.

El origen

Nuestro planeta es como un gran rompecabezas, el cual se encuentra conformado por un considerable número de placas tectónicas. Las principales son la Africana, Antártica, Arábiga, Caribe, Cocos, Euroasiática, Filipina, Indoaustraliana, Norteamericana, Sudamericana y del Pacífico.


El movimiento de las placas se da por las corrientes de convección y gravedad, lo que en el inicio liberó nutrientes y minerales esenciales para la generación de la vida en el planeta, a su vez, dio paso a la creación de cordilleras montañosas, el nacimiento de sistemas volcánicos y el origen de los continentes tras la Pangea, pero también, es el principal factor que causa los sismos.



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Turquía se encuentra ubicada en la placa tectónica de Anatolia, sin embargo, al norte está la placa Euroasiática, la Arábiga al sureste, y la Africana en el Suroeste. Asimismo, la frontera con Siria, donde ocurrieron los sismos, se halla en la Falla Oriental de Anatolia, convirtiendo al país en una de las zonas con mayor actividad sísmica en el planeta.


De acuerdo con el medio France 24, la placa árabe se encuentra colisionando contra la placa Euroasiática, pero su desplazamiento es lento. En el caso de los sismos del 06 de febrero, ocurrió una acumulación de tensión entre las placas, cuya energía fue liberada repentinamente provocando los temblores.


Sin embargo, no es la primera ocasión que se vive un evento de esta magnitud en el país, anteriormente, en 1939, otro terremoto de 7.7 grados en Erzincan cobró la vida de 32 mil personas. De igual manera, el 17 de agosto de 1999, a las 03:00 de la mañana, un sismo de 7.6 azotó la ciudad de Izmit, localizada sobre la Falla Norte de Anatoli, dejando un saldo de 17 mil personas fallecidas y daños por $23,000 millones de dólares.



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Tras la catástrofe de 1999, quedaron al descubierto graves fallas en la infraestructura del país, lo cual derivó en que el gobierno turco realizara reformas a los reglamentos de construcción, que debían evitar que se repitieran las pérdidas humanas y daños materiales en caso de un nuevo desastre natural.

Colapso

Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, fundó en el año 2000 el Partido Justicia y Desarrollo (AKP), el cual aprovechó la indignación social tras el sismo de 1999 para llegar al poder.
El entonces nuevo gobierno realizó reformas en el sector de la construcción haciendo más estricta la normatividad en infraestructura, incluso se estableció un impuesto de terremoto, el cual tiene como objetivo la prevención de desastres y el desarrollo de servicios de emergencia.


Sin embargo, la oposición acusa al gobierno de Erdogan de haber malversado los fondos del impuesto a terremotos recaudados desde 1999, los cuales ascienden a 88.000 millones de liras turcas, o casi 4.600 millones de dólares, de acuerdo con estimaciones de la Agence France-Presse (AFP) y Radio Francia Internacional (RFI).



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Mientras que las autoridades gubernamentales han emprendido acciones legales contra las constructoras y sus dueños, hasta el momento la policía turca detuvo a 65 constructores y giró 245 órdenes de arresto en relación a supuestas negligencias en los edificios colapsados, cabe resaltar que Turquía se encuentra a tres meses de su proceso electoral.


Eber Pérez Isidro y Jesús Eduardo Ramírez Castañeda, docentes del Área Académica de Ingeniería Civil de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), destacan que la responsabilidad por las pérdidas humanas y materiales tras los sismos del 06 de febrero recaen tanto en el gobierno turco, las constructoras, así como los dueños de las edificaciones.


“El reglamento nos dice que en cualquier zona, así sea de baja, media o alta sismicidad debe haber un diseño por sismo, y muchas veces no se hace. En el caso de Turquía, al ser una zona de alta sismicidad se tendría que cumplir sí o sí”, declaró Ramírez Castañeda.


Durante más de 20 años, el presidente Erdogan ha impulsado al sector de la construcción como el motor económico de Turquía, lo cual ha devenido en el incumplimiento de la normativa y la otorgación de amnistías por parte del gobierno.
Las amnistías son una práctica común en el país de medio oriente desde la década de 1960, que consiste en autorizar los proyectos de construcción sin la necesidad de un certificado de seguridad a cambio de una cuota.



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De acuerdo con las declaraciones de Pelin Pınar Giritlioğlu, responsable en Estambul de la Cámara de Urbanistas de la Unión de Cámaras de Ingenieros y Arquitectos de Turquía, a la BBC y The Guardian, un total de 75 mil edificios de las 10 zonas afectadas recibieron la amnistía de construcción.


Emin Koramaz, presidente de la Unión de Cámaras de Arquitectos e Ingenieros de Turquía (TMMOB), declaró que el principal factor de la tragedia fue la autorización de permisos de construcción a proyectos que no cumplían con la normativa establecida.


Asimismo, en la campaña de reelección de Erdogan en 2018, se autorizó una nueva amnistía de construcción y una reforma a las normativas. Durante su gira de aquel año, por las principales zonas afectadas por los sismos del 06 de febrero, el presidente sostuvo que se habían solucionado la crisis de vivienda, derivada de la llegada de refugiados de Siria, a través de lo que llamó “Paz de reconstrucción”.


Las reformas establecen que las constructoras deben utilizar hormigón de gran calidad reforzado con acero, los muros de carga y los pilares deben distribuirse para evitar que los pisos se apilan entre sí después de colapsar verticalmente, las estructuras deben contar con tecnología que absorba el impacto de los temblores.


Jesús Eduardo Ramírez Castañeda, profesor Garza, declaró que la intensidad sísmica del fenómeno rebasó todos los espectros reglamentarios, pero se tienen pruebas de que muchas estructuras del país no cumplían con los requisitos actuales para la autorización de los inmuebles.



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El académico aclara que los gobiernos son los encargados de regular y autorizar la construcción de un proyecto, siempre y cuando cumplan con los reglamentos. Sin embargo, la realidad es que en muchas ocasiones debido a la falta de tiempo, personal, rigurosidad, sobrecarga de trabajo, así como la insistencia de los dueños por anteponer la reducción de los costos de materiales sobre la seguridad se pasa por alto la normativa.


“Muchas veces se va orillando al constructor a tener una construcción más económica, pero obviamente se sacrifica ese índice de seguridad que los reglamentos nos piden”, sentenció el docente.


Por su parte, Eber Pérez Isidro puntualizó que los eventos sísmicos ocurrieron a muy poca profundidad, lo cual provocó que las estructuras sufrieran un mayor impacto por la fuerza sísmica, lo cual, aunado a un mal diseño sismoresistente, la falta de ética profesional y conocimiento en las áreas de ingeniería civil, así como un reglamento desactualizado, provocó la gran magnitud de esta devastación.


De acuerdo con ingenieras e ingenieros que han analizado los videos de los derrumbes, se tiene la teoría de que lo que se suscitó en Turquía fue como un colapso progresivo, también conocido “de panqueques” o “de sándwich”.


Este tipo de colapso son fallas progresivas que ocurren cuando los pisos inferiores y los cimientos de la estructura no soportan la carga, lo cual provoca que los pisos superiores caigan uno sobre otro, convirtiéndolos en altamente mortales para las personas que se encuentran dentro, ya que son pocos los vacíos que se generan, a su vez, estos derrumbes obstaculizan las labores de rescate por su inestabilidad.


Pérez Isidro destaca que entre las fallas que se presentaron fueron el piso suave y, probablemente también, el efecto de columna corta, el cual, enfatiza, es un mal hábito que se tiene en la construcción y provoca que fallen las estructuras.


Asimismo, Ramírez Castañeda puntualiza que los edificios deben priorizar que las estructuras sean regulares, con plantas sencillas, rectangulares y simétricas, con el objetivo de evitar patologías estructurales.


Los edificios de pisos blandos son aquellos cuyo primer nivel se encuentra destinado a fungir como un estacionamiento o un área comercial, por lo cual, si no se refuerzan las columnas, se emplean muros estructurales y materiales, no pueden ser aptas para sostener los demás niveles de la estructura; un ejemplo de esto sucedió en uno de los complejos habitacionales de Asur, en la ciudad turca de Malatya.



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Pie de foto: Eber Pérez Isidro y Jesús Eduardo Ramírez Castañeda, docentes del Área Académica de Ingeniería Civil de la UAEH.



La ciudad de Erzin, en la provincia de Haytan, una de las zonas más golpeadas por los terremotos, no tuvo víctimas, y los daños fueron mínimos debido al riguroso respeto a la legislación, pues no se permiten edificios que superen los cuatro o cinco pisos, así como la ubicación geológica de la urbe, que se encuentra enclavada en una cordillera montañosa.


“La parte gubernamental tiene que hacer un registro completo de cómo fallaron las estructuras y a partir de ahí volver más rígidos sus reglamentos, reformular sus códigos de diseño y volver más rígidas las revisiones para evitar estas catástrofes”, sentencia Eber Pérez Isidro sobre las acciones que se deben emprender a continuación.


Asimismo, Jesús Eduardo Ramírez Castañeda enfatizó la importancia de que los gobiernos entablen relaciones de colaboración con instituciones especializadas en el área de la ingeniería sísmica e ingeniería estructural para solventar sus carencias de personal o recursos financieros en la revisión de los proyectos de construcción.


“Si el gobierno no tiene el recurso o el equipo para desarrollar este tipo de trabajos especializados, hay instituciones que lo pueden hacer, hay una sinergia entre todos, a final de cuentas es por un bien común, el de la sociedad”, indica.

Siria, entre la guerra civil y el desastre natural

Si bien la mayor cantidad de pérdidas humanas y daños se suscitaron en Turquía, la condición política en Siria, tras 12 años de guerra civil, obstaculiza la llegada de los equipos de rescate y la ayuda humanitaria, tras los sismos de magnitud 7.8 y 7.5 que azotaron la frontera.


Iran Guerrero Andrade, profesor investigador del Área Académica en Derecho y Jurisprudencia del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSHu), destaca para Gaceta UAEH que los dos países enfrentan distintos problemas. En el caso de Turquía es la magnitud de las afectaciones, sin embargo, la ayuda internacional ha llegado más fácilmente debido a sus buenas relaciones diplomáticas con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Estados Unidos y sus aliados de Occidente.



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Pie de foto: Iran Guerrero Andrade, profesor investigador del Área Académica en Derecho y Jurisprudencia de la UAEH.


Mientras que Siria se encuentra con sanciones económicas y financieras debido a los crímenes de guerra y violaciones al derecho internacional que el régimen del presidente Bashar al-Assad, apoyado por Rusia e Irán, ha cometido contra la población civil a raíz de las protestas originadas por la “Primavera árabe” en 2011, que exigía reformas políticas, justicia social y elecciones democráticas en el país.


“El control político del territorio sirio está fragmentado, tenemos distintas facciones que comparten el espíritu de derrocar al presidente Bashar al-Assad, quien está cumpliendo su cuarto periodo al frente del estado sirio, pero a su vez están enfrentadas entre sí”, declara Iran Guerrero Andrade.


Por un lado, el gobierno tiene el control de dos terceras partes del país, incluidas las ciudades de Damasco y Alepo, esta última es de las más bombardeadas durante la guerra. Mientras que la frontera norte con Turquía está en disputa entre las milicias kurdas respaldadas por Estados Unidos, el Ejército Libre Sirio conformado por disidentes del actual régimen y grupos rebeldes.


El profesor investigador resalta que el cruce de apoyos humanitarios por la zona es complicado, debido a que los terremotos afectaron a Bab al Hawa, el único paso seguro que se tiene habilitado en la frontera turco-siria. Sumado a esto, la llegada a los aeropuertos sirios es demasiado compleja debido a la guerra civil.


Por ello, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hizo un llamado de cese al conflicto, a través de levantar las restricciones a Siria para otorgar recursos que apoyen las iniciativas de salvamento y rehabilitación en las regiones afectadas por los sismos.



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El 13 de febrero llegó el primer convoy compuesto por 53 camiones con ayuda humanitaria enviada por la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES), lograron pasar por el cruce Umm Jalud, tras estar siete días varados por un bloqueo que sostenían grupos armados apoyados por Turquía y que consideran como terroristas a las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), quienes conforman parte de la AANES.


Para el domingo 19 de febrero, Médicos Sin Fronteras (MSF) informó que un total de 14 camiones equipados con tiendas de campaña y kits invernales llegaron a Siria. Asimismo, un total de 178 camiones cargados con ayuda proporcionada por seis agencias de la ONU cruzaron hacia el noroeste de Siria, a través de los pasos humanitarios de  Bab Al-Hawa y Bab Al-Salamel.


La mayoría de los apoyos que han recibido los damnificados en Siria proviene de los países aliados al régimen de Bashar al-Assad como Emiratos Árabes Unidos, Omán, Irak y de la Organización Mundial de la Salud (OMS).


El académico Iran Guerrero Andrade indica que es necesaria la voluntad política de los implicados, por lo cual se debería hacer llegar la ayuda a través de los canales institucionales, es decir el Estado sirio, el cual debe repartir los recursos al interior de sus provincias.


Sin embargo, el gobierno carece de legitimidad frente a la comunidad internacional, la cual teme que la ayuda sea utilizada para apoyar solo a las zonas controladas por al-Assad, dejando a un lado a las regiones bajo el control rebelde, cuyos daños son mayores en desamparo.



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Se espera la solidaridad de la comunidad internacional, la cual ante estas tragedias ha reaccionado y ha mostrado que hay esperanza porque hay factores que nos unen como seres humanos y que trascienden las culturas, las religiones, los Estados, así como los ideales tanto de Occidente como de Oriente”, puntualiza.


António Guterres, secretario general de la ONU, exhortó a los estados miembros  a financiar los esfuerzos humanitarios en Turquía y Siria con 1000 millones de dólares por un periodo de tres meses. El apoyo económico será dirigido para atender la seguridad alimentaria, protección, educación, acceso al agua y el refugio de la población afectada.



Equipos internacionales al rescate

Asimismo, se envió a Turquía una misión de 150 elementos del Ejército Mexicano, la Marina, la Cruz Roja Mexicana, la secretaría de relaciones exteriores, así como 16 binomios caninos para apoyar en las labores de búsqueda y rescate de personas.


La delegación logró rescatar a cuatro personas con vida, la recuperación de 37 cuerpos en la zona, brindó 116 consultas médicas y removieron 65 metros cúbicos de escombros, sin embargo, Proteo, el can rescatista mexicano parte de la delegación, falleció en tierras turcas durante la misión humanitaria.



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Mientras los equipos internacionales de rescate se han retirado de las zonas, las organizaciones humanitarias deben atender las necesidades urgentes de las y los sobrevivientes de ambas naciones, quienes requieren de agua, luz, refugio, comida y atención psicológica durante los próximos meses.


Los planes de reconstrucción deberán llegar después y contar con lineamientos estrictos de transparencia y rendición de cuentas que eviten caer de nueva cuenta en la corrupción que provocó una tragedia de esta magnitud.