El techo de cristal en la investigación

Inicia semestre 2023

Por Nelly Téllez
Fotografías: Nelly Téllez y Archivo General


No es falta de preparación o capacidades, pero dentro del ranking científico en México aún hay pocas mujeres, porque todavía existen barreras invisibles que les impide avanzar.

Desde hace muchas décadas se han impulsado acciones y adecuaciones legislativas para incrementar la participación de las mujeres en los diversos sectores sociales. Aunque se han obtenido logros muy importantes, aun así, en pleno siglo XXI las científicas todavía deben trabajar y esforzarse al doble para ganarse un espacio, porque el techo de cristal sigue interponiéndose en su crecimiento profesional.

Los obstáculos son muchos y variados, pero hoy en día, en las diferentes áreas del conocimiento, el hombre continúa predominando dentro de la comunidad científica mexicana. Esto se debe a la estructura institucional, a las normas, las creencias y los estereotipos que giran en torno al papel de la mujer dentro de la sociedad, estos elementos son los que segregan, limitan y detienen el crecimiento científico.



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Para conocer un poco más de esta situación, y en el marco del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora cada 08 de marzo, Claudia Elizabeth Moreno Ortega, profesora investigadora de tiempo completo del Área Académica de Biología del Instituto de Ciencias Básicas e Ingeniería (ICBI) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), quien a su vez forma parte del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) en el nivel 3, compartió su experiencia dentro de la carrera científica, así como algunos datos duros sobre esta realidad presente en la comunidad científica de México en los diversos niveles.


Maternidad y Producción científica, aún no son compatibles

La docente Garza explicó que tras concluir el doctorado ingresó a esta casa de estudios, donde tras cumplir con los elementos requeridos, ingresó al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) en el nivel “C”, una meta cumplida. Sin embargo, otro de sus más grandes sueños era convertirse en mamá, mismo que se logró mientras estaba en este nivel.

En este punto, el panorama se volvió personal, porque refirió que, al tener dos hijos pequeños no podía mantener la productividad científica necesaria y requerida por el SNI para pasar al siguiente nivel. “Como nivel ‘C’ tú no te puedes quedar ahí, o pasas al nivel uno o sales del Sistema Nacional. En esos años yo pude mantener mi trabajo dando clases, pero no podía hacer más. Tuve que salir del SNI”, refirió la investigadora Claudia.


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Lo anterior se debió a que empatar la maternidad con la producción científica se tornó compleja debido a que en el proceso de crianza no tenía a su familia cerca para que pudiera ofrecerle su apoyo, ya que ella es originaria de Coatepec, Veracruz.

Entonces, la maternidad sí marcó una diferencia en su caso, pues hay que referir, que existen otros casos de mujeres que cuentan con el apoyo familiar para el cuidado de las o los hijos. En este aspecto, hay que resaltar que este problema no lo presentan los hombres de forma cotidiana, ya que socialmente su papel, su rol, es el de ser proveedores, no cuidadores.

Una vez que sus hijos crecieron y no requerían cuidados constantes, refirió que retomar el trabajo fue muy difícil. “La ciencia no se detiene, todo el tiempo salen nuevas publicaciones, nuevos métodos de análisis, nuevas formas de presentar resultados. Entonces, detener una carrera científica y luego regresar es muy difícil. No todo el mundo lo logra o no hay interés porque saben lo difícil que es y deciden cambiarse a otra actividad. No es imposible, pero sí difícil”, afirmó. 



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Después de 23 años en la carrera científica, al día de hoy cuenta en su trayectoria con cerca de 150 publicaciones científicas entre artículos, libros, capítulos de libro, textos de divulgación, entre otros. Las dudas que la motivan a seguir en esta carrera son: ¿Por qué hay lugares con tanta diversidad biológica y otras en donde no hay tanta? Y ¿Cuáles son los factores que determinan eso y cómo las actividades humanas modifican esa diversidad biológica?



Por cada 10 investigadores SNI nivel 3 que hay en el Área de Biología y Química, tres son mujeres.



Comentó que precisamente por lo que ella vivió como mujer, decidió inmiscuirse en observar estas diferencias desde una perspectiva de género, de ver cómo evolucionan las cifras en cuanto al ingreso y permanencia de las mujeres desde el nivel licenciatura y posgrado, hasta, incluso, la representación de las mujeres en las diferentes áreas del conocimiento dentro del SNI.

En este sentido, comentó que cuando ella estudió, el número de hombres era mayor que ahora, pues tan solo en la carrera de Biología que se oferta en la Autónoma de Hidalgo, en los últimos años y en todos los semestres siempre hay más del 50% ciento de mujeres. Para el nivel de posgrado el porcentaje es de un 50-50. Pero dentro del SNI, la situación cambia completamente.

Tan solo en 2022, Moreno Ortega comentó que en el nivel “C” se registraron un poco más de mujeres, pero para el nivel I disminuye su presencia ligeramente; para el nivel II baja aún más la cifra; y para el nivel III el número es muy notorio, pues tan solo en este nivel y dentro del Área de Biología y Química, las mujeres representaron menos del 30% del total.

Ante este panorama, la investigadora Garza explicó que existen muchos factores por los cuales las mujeres no suben, pero que muchos de ellos se deben a los roles de género establecidos para la mujer como es el cuidado de la casa, de hijas e hijos, así como de adultos mayores o enfermos, aspectos que forman parte del techo de cristal.

 

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Por si esto fuera poco, advirtió que incluso, estos estereotipos de género están propiciando un sesgo en la elección de una carrera, ya que las y los propios estudiantes de nivel licenciatura advierten que si hay más mujeres en esta carrera, se debe a la “naturaleza protectora innata” de las mujeres, porque ante los diversos daños al medio ambiente, ellas “desean” cuidar a la naturaleza, pues esa es la vocación de una mujer.

Para el caso de los niveles subsecuentes, los estereotipos de género también siguen limitando, pues incluso para determinar quién va a dirigir los equipos de trabajo, no solo en ciencia, sino también en ámbitos de la administración pública, social o de gestión, en la mayoría de los casos las mujeres son relegadas.

Sin embargo, esta falta de diversidad puede obstaculizar el progreso y crecimiento de las áreas, donde se impide dejar al frente de los trabajos a una mujer.