Gentrificación, fenómeno negativo de las urbes

Gentrificación

Vista de una urbe


Por Alejandra Zamora Canales
Fotografía: Alejandra Zamora Canales y especial


La pandemia por COVID-19 cambió las formas en cómo interactuamos con otras personas, los métodos de estudio e incluso la forma en la que desempeñamos en nuestros empleos. Los trabajos remotos y a distancia junto a medidas sanitarias más flexibles dieron vida a lo que hoy conocemos como nómadas digitales, un grupo cuyos sueños de viajar al extranjero donde el modo de vida es más económico se ha convertido en uno de los motivos para que los habitantes originarios de urbes, como Ciudad de México, se vean forzados a dejar sus hogares o comercios.

De acuerdo con datos del diario digital El País, durante la primera mitad del 2022 casi dos millones de personas viajaron a la capital mexicana, elevando la demanda de rentas a corto plazo en 41%. A su vez, en el mes de octubre el Gobierno de la ciudad de México y la empresa Airbnb firmaron un convenio para atraer a los nómadas digitales a la denominada “Capital del turismo creativo de América Latina” que para expertos y habitantes perjudica a la población originaria y genera gentrificación.

Para conocer más al respecto de este fenómeno social y urbano, así como sus posibles soluciones, en Gaceta UAEH consultamos a la doctora Sonia Bass Zavala, profesora del Área Académica de Sociología y Demografía de nuestra casa de estudios.



Gentrificación, un fenómeno que siempre será negativo



Sonia Bass Zavala, Área Académica de Sociología y Demografía de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), remarcó que la gentrificación o aburguesamiento es un fenómeno negativo que no debe ser considerado sinónimo de la renovación urbana.

“Es un concepto global que observamos en Estados Unidos, España y Alemania donde se lleva a cabo un desplazamiento de la población de áreas con ingresos socioeconómicos bajos y que están cercanas a centros urbanos o turísticos”, declaró.



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Sonia Bass Zavala, profesora del área académica de sociología y demografía



La docente Garza destacó que el concepto fue empleado por primera ocasión por la socióloga alemana Ruth Glass en 1964, cuando se encontraba realizando estudios de planeación y urbanismo en los barrios de Londres. Ella documentó el cambio paulatino que sufrieron áreas céntricas y obreras inglesas, las cuales fueron remodeladas por la clase media alta provocando el alza de las rentas, forzando a los habitantes originarios a desplazarse y permitiendo que la zona fuera ocupada por estratos sociales con mayores ingresos económicos.

Mientras que la renovación urbana busca, a través de la inversión pública o en algunos casos privada, la rehabilitación de los espacios públicos y las colonias para mejorar la calidad de vida de la población originaria y flotante, en este caso no existe el desplazamiento de los habitantes.

La doctora Bass Zavala remarcó que los efectos de la gentrificación no solo afectan en el sector inmobiliario, sino también en la transformación de las actividades económicas, sociales y culturales. Por ejemplo, los restaurantes y cocinas de comida tradicional mexicana ubicadas en zonas con migrantes digitales tiene como opciones, modificar sus servicios de alimentos para satisfacer las nuevas necesidades de los pobladores, dejando a su vez a un lado a los habitantes originales, lo que genera desplazarse a otras zonas más baratas o cerrar sus negocios por el alza de precios y la baja demanda.



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Nómadas digitales con mayores ingresos y un estilo de vida menor, permite el alza de los precios en las zonas que habitan y modifican las actividades cotidianas



A su vez, destacó que entre las principales quejas de los pobladores originarios es la falta de convivencia social generada a partir de la llegada de los nuevos habitantes, a quienes señalan de no mostrar interés por aprender el idioma de donde residen y crean micro mundos donde no existe la interacción social que implican los grandes centros urbanos.

La gentrificación suele presentarse en grandes urbes, como la Ciudad de México o Barcelona. En nuestro país este fenómeno también se puede percibir en Tijuana, ciudad fronteriza, en la cual durante los últimos años ha visto una migración de familias estadounidenses quienes, ante el encarecimiento de rentas en la ciudad de San Diego, California, han optado por vivir en suelo mexicano y trabajar o estudiar en territorio estadounidense.

De acuerdo, con los datos publicados por Numbeo en el New York Times, los precios en general en Tijuana son 62 por ciento más bajos que en San Diego. Un estadounidense puede costear con dos mil 500 dólares al mes en México, el estilo de vida que en California sería de seis mil seiscientos dólares.

Por otra parte, la doctora Bass Zavala mencionó que el desplazamiento de la gente a las periferias de las ciudades, donde las distancias para trasladarse son de dos horas o más, trae consigo afectaciones a las actividades cotidianas, desgaste físico, un deterioro en sus ingresos, a su vez, quedan al descubierto las carencias de estas zonas en donde los servicios básicos son deficientes o inexistentes.

“Si estamos hablando sobre un derecho a la ciudad, lo perdemos, no hay una equidad, porque finalmente solo se ve la parte económica quién va a ganar, en este caso el capital inmobiliario, los grandes inversores de la mejora”, enfatizó la investigadora del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSHu).



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El desplazamiento de la gente a las periferias de la ciudad trae consigo afectaciones a las actividades cotidianas, desgaste físico, un deterioro en sus ingresos entre otras.