Relatos Universitarios del Mictlán
Ganadores

Relatos Universitarios del Mictlán

Por La Redacción
Imágenes: Jessica Flores


A través de esta edición, agradecemos a cada una de las personas de la comunidad que participaron y nos enviaron sus relatos para publicarlos en este número de nuestra revista universitaria Gaceta UAEH, sus historias estuvieron fantásticas.

De acuerdo a la convocatoria, se deliberó y eligió a los 10 mejores relatos de ultratumba, los cuales se divulgaron en la página de Facebook de nuestra Universidad. A continuación, compartimos los cinco que más reacciones tuvieron:



Primer lugar:
El fantasma de ICSa

Por Gabriel Jiménez Zerón
Área Académica de Nutrición
Instituto de Ciencias de la Salud


No hay emoción más intensa que el miedo, el miedo a lo desconocido, los fantasmas, muertos que se niegan a morir porque no pueden o no se les permite hacerlo, son almas en pena entre el mundo real y el más allá.

Esta historia comienza con una tragedia ocurrida una tarde de febrero hace años en el ICSa. Un grupo de alumnos en el segundo piso del edificio “A” se divertían mientras esperaban a su profesor.

Una pareja jugaba al filo del barandal de protección y sin pensarlo sobrevino la tragedia: el joven, que por respeto a su familia omitiré su nombre, cargó a su entonces novia jugando a dejarla caer, la gravedad hizo el resto. En un abrir y cerrar de ojos la pareja cayó al vacío, quedando el joven sin vida en el pasillo y su novia afortunadamente sin heridas, solo el horror de ver al ser amado agonizante.

Los esfuerzos por salvarle la vida fueron inútiles. La llegada posterior de familiares y autoridades fue uno de los momentos más tristes que hemos vivido en ICSa.

A partir de entonces muchos hemos sido testigos de una sombra que deambula en el pasillo, hemos escuchado los lamentos que no encuentran explicación a un destino trágico, una persona no debería morir tan joven.

En la pluralidad del Instituto, hay compañeros con “habilidades” o “dones” especiales que han visto la forma etérea y escuchado que pregunta por su amada y pidiendo digan a su familia que se encuentra bien, en búsqueda de su camino.

Sabemos que nuestro compañero se ha desvanecido hasta ser impalpable, para él nuestro recuerdo y la esperanza de que su alma encuentre la paz.

Mientras tanto, la próxima vez que visites el ICSa quizá encuentres una sombra con rostro pálido.


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Segundo lugar:
Portal al inframundo

Por Luis Eduardo Arriola Meneses
Escuela Superior de Apan


La historia que voy a narrar, es de las pocas que estremecen a cualquiera en su sano juicio. Retan a la lógica y remueven las conciencias de los escépticos. Fui alumno de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo y desde hace años, he sabido que existe una zona en la Ciudad de Pachuca, donde proliferan hechos e historias de fantasmas y apariciones.

Pero existe una casa relativamente antigua, de arquitectura sólida y de aspecto normal, en una parte de la calle de Morelos que es actualmente el Centro Cultural Universitario. Esta es una casa como cualquier otra de las que existen en la zona, pero que, a pesar de su apacible apariencia guarda secretos oscuros que hoy en día, son un misterio.

La casa, aseguran algunos trabajadores, perteneció a un célebre gobernador del Estado de Hidalgo y no se sabe si los acontecimientos que causan terror hoy en día, se debe a que alguien de aquella época, abrió un portal al inframundo de donde brotan seres infernales que asustan a quienes se topan con ellos.

Hace ya algunos años que para los preparativos del bailable del Xantolo, mi amigo Alfredo de la Prepa Tres que pertenecía a un grupo de danza tuvo el desagradable encuentro con un ser de bajo astral, que se le manifestó mientras se encontraba frente al espejo del baño. Él había ensayado dentro de una coreografía de danza regional y se disponía a retirarse. Para ello, paso al sanitario a refrescar el sudor de cara y peinarse cuando de repente, al incorporarse ante el espejo, descubrió que detrás de él, estaba una mujer con el cabello negro, cubriendo parcialmente la cara, ropas viejas y sucias, asomando entre los cabellos un solo ojo, que le miraba fijamente y de cuya boca se distinguía una sonrisa maligna mostrando algunos dientes amarillos enmarcados por unos labios amoratados.

Fue tal la impresión que tuvo Alfredo, que perdió el conocimiento inmediatamente y no fue, hasta fuimos a buscarlo, porque tardaba mucho. Lo encontramos tirado en el suelo de forma inconsciente. En cuestión de minutos solicitamos apoyo de los servicios médicos y la historia que nos relató, al recuperar la conciencia nos pareció increíble, sin embargo, Alfredo no es de las personas que mientan y no tendría razón de hacerlo.

Todos finalmente creímos su historia y desde entonces, nadie de nosotros ha entrado solo a ese lugar. Fueron meses de insomnio para algunos de nosotros, imaginando todas las noches la imagen que nos describió Alfredo y hoy día, solo al recordar el suceso no puedo evitar sentir escalofríos. La pregunta que nos hacemos cuando platicamos del tema es determinar, si ese lugar en particular tiene algún portal al inframundo o bien es la zona de esas antiguas calles de Pachuca.

Pero Usted que ha leído esta historia, ¿Qué opina?


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Tercer lugar:
La vida nocturna de Prepa Uno

Por Carlo Clavellina Charolet
Estudiante del 5° 6
Escuela Preparatoria Número Uno


Fue una fría noche en las estrechas y poco iluminadas calles de Pachuca cuando aquel suceso me ocurrió. Recuerdo que era la una o dos de la mañana aproximadamente y me encontraba vagando por las antiguas vías del tren que están a un costado de la Escuela Preparatoria Número Uno. Fue entonces cuando al pasar a un costado de la institución, comencé a escuchar risas y murmullos del otro lado del muro, provenientes de la escuela. Por el tono de voz, perecían ser de hombres conviviendo.

Guiado por la curiosidad de saber quién se encontraba en la Preparatoria a esas altas horas de la noche, me dirigí hacia los barrotes que dan a la Avenida Juárez. Al mirar el interior no encontré nada, solamente oscuridad, una vieja mesa en el pasto al lado del estacionamiento, además de unas sillas y butacas rotas. Sin embargo, en ese momento volví a escuchar las risas, ahora acompañadas de pequeños golpeteos, similares al sonido de martillazos.

Fue entonces que empecé a escuchar la voz de un tipo llamándome:

- ¡Amigo! Ven amigo, acércate… - decía la voz de ese desconocido hombre.

Yo me acercaba a los barrotes para alcanzar a ver al sujeto, no obstante, no lograba divisar persona alguna en el interior de la Preparatoria.

Llegó el momento que la voz me pidió acercarme por última vez, yo pegué mi cabeza a los barrotes y en ese momento… ¡La mesa se volteó sola! No tardé ni dos segundos para salir corriendo con la sangre helada y el corazón latiendo con toda su fuerza. Todavía alcancé a escuchar una última risa de la misteriosa voz a mis espaldas mientras salía huyendo.


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Cuarto lugar y mención honorífica:
No es un cuervo

Por maestro Felipe Vázquez Miranda
Escuela Superior de Tlahuelilpan


Cuando conocí el edificio central de Abasolo, hoy Centro Cultural “La Garza”, hace más de dos décadas, tuve el sobresalto que, entre sus basamentos del siglo XVI se escondía una historia con un fin sin fin, porque las leyendas nunca serán enterradas como un cuento. En ese día susurrante sucedió lo siguiente:

Mi curiosidad al caminar conoció una garza como símbolo, una chancha como amuleto, minerales con polvo en vitrinas y una silueta como horror que dicen vive ahí, que deambula, que recorre, que esgrime, baja al estacionamiento, sabe que las puertas tienen óxido como mi corazón, trepa al campanario, (al menos lo imagino) y desde el reloj que marca la media noche, sale a buscar esperanza de amor.

Debíamos de concluir las actividades que teníamos a cabo en un miércoles de ceniza, lo recuerdo y lo olvido, como Pachuca lo es, el cielo era azul cristalino y gris metal, las nubes lloraban Caifanes y mi menguante voz repetía una fatal alegoría del desamor: “te acuerdas cuando jugabas con él, siempre desde los árboles se miraban…”

Esas creencias como paisaje Comala tengo que escribirlas, porque ahora soy un espectro de este tiempo. ¡Existe un fantasma en Abasolo!, nos lo comentaron varios administrativos. Los varios maestros nos interesamos. Quiero conocerlo y preguntarle lo siguiente:

¿Qué diferencia existe al vivir en un edificio cargado de grutas y no en un panteón?

¿Por qué los fantasmas somos almas eternas con dientes?

Llegaba la tarde solferina y antes de partir nos mostraron un video desde las escalinatas del Salón de Actos “Ingeniero Baltazar Muñoz” y el único reflejo que vi fue un cuervo que no era Poe, llamándome para no volver.


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Quinto lugar:
La dama gris

Por Catherine López López
Estudiante de 8° semestre de la Licenciatura en Comercio Exterior
Instituto de Ciencias Económico-Administrativas


13 de octubre del 2022 8:00 p.m., era una noche inusual, cualquier ruido que salía de nuestra clase hacía eco en el edificio vacío.

Sin poder poner atención salí de la clase. Tampoco había nadie en el baño. El viento helado entraba por la ventana que permanecía abierta y a través de la cual se veía la oscuridad de las lúgubres noches otoñales; aún no tenía ganas de entrar, así que anduve por los pasillos donde todas las aulas estaban apagadas. Los pasillos inferiores estaban en la misma circunstancia, solo sabía que no estábamos del todo solos, porque se escuchaban ruidos más abajo, probablemente del intendente que movía cosas.

Habiendo perdido tanto tiempo como pude me decidí a regresar al aula, estaba enfocada en la dificultad para mover mis dedos por lo entumecidos que quedaron del agua fría al lavarme las manos que no puedo atribuir a mis nervios o algún tipo de sugestión lo que vi, sin embargo, vive en mi recuerdo: una figura de cabello negro largo con una especie de túnica gris, con una postura decaída y pasos lentos entró al salón contiguo al nuestro. Pasé de largo la clase para asomarme, pero las luces estaban apagadas y nadie estaba allí, cuando regresé me di cuenta que nadie podría parecérsele.

En ese momento fue efímera la imagen y había decidido no pensar en ello para no modificar el recuerdo, pero ahora lo comparto como otro relato universitario del que tal vez vuelvan a escuchar de otras personas con el pasar del tiempo.


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