Archivo General, guardián de la memoria universitaria y garante de la transparencia


Por Nelly Téllez
Fotografía: Nelly Téllez


Para mantener viva la memoria de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), es necesario preservar todo el material que pueda dar fiel testimonio de cada uno de los momentos y personas que han contribuido a la grandeza de esta institución educativa con el objetivo de saber y recordar de dónde se viene para tener claridad hacia el futuro que se desea llegar; pero sobre todo, los archivos dan transparencia del quehacer institucional de manera fidedigna.

Sin embargo, esta acción no es una tarea fácil, se tiene que luchar constante y metódicamente contra el inminente paso del tiempo con el objeto de ralentizar el envejecimiento para mantener lo más saludables a los objetos y materiales que integran al Archivo General de esta casa de estudios.

Para ello es necesario contar con profesionales que sepan de las limitantes que se tienen en esta lucha contra el reloj, de saber sus efectos, las capacidades generales y específicas del material archivístico a fin de dar una atención preventiva y tratamientos regulares para reducir las posibilidades de las intervenciones quirúrgicas e invasivas que alteren su esencia.

De esta manera, el jefe del Departamento de Conservación y Restauración del Archivo General de esta Universidad, Jonathan Stalin Castro Sanipatin, explicó de manera puntual qué es lo hay detrás de esta labor, qué retos son a los que se enfrentan día a día en su labor por conservar en las mejores condiciones a los archivos, instrumentos, textiles, libros, fotografías, diapositivas, materiales, premios, reconocimientos, entre otros objetos que integran el acervo de la UAEH.



Archivo General

El secreto para prolongar la vida el mayor tiempo posible.



Ante esto, el restaurador museólogo y archivónomo reveló que gran parte del éxito que se tiene para almacenar objetos que tienen una antigüedad de hace más de 100 años, es la educación plena en cuanto a la gestión documental y el conocimiento patrimonial que posee esta universidad, estos dos elementos son fundamentales para determinar las acciones, tanto directas como indirectas, encaminadas a extender y perpetuar la memoria universitaria.

Como parte de esta buena gestión, se tiene un sistema de ingreso minucioso que consiste en implementar un protocolo de supervisión de las condiciones físicas en las que se encuentra el material que llega para poder determinar si pueden ingresar directamente a las bóvedas para su resguardo.

En caso contrario, se mandan al área de cuarentena para analizar a detalle qué tienen a fin de darles el tratamiento adecuado y oportuno, como por ejemplo, limpiar el polvo excesivo, o si se detectan microorganismos, hongos o plagas, estos ingresan al área de fumigación por un periodo determinado para neutralizarlos por anoxia, es decir, eliminar el oxígeno hasta lograr la estabilidad plena del material para resguardarlos ahora sí en bóveda.

De igual manera, se tiene un programa integral de conservación encaminado a la prevención mediante la estabilización, conservación y curación para mejorar la firmeza, pues cuando se habla de la restauración, es la fase menos buscada dentro de la labor archivística, porque significa que el material está muy dañado y que requiere la intervención de una mano experta para reponer el material y traer a la vida nuevamente el bien histórico, aunque esto signifique la pérdida de su originalidad.



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En la dura tarea de mantener viva la memoria universitaria, el cambio climático exige una mayor precaución en el manejo de los documentos.



Indicó que los cambios bruscos en la temperatura y humedad que se dan, incluso entre la misma época, son los que más perjudican a los documentos, porque estos factores externos influyen en las condiciones que se dan dentro de las bóvedas y por lo tanto, tienen que adaptarse a estas nuevas condiciones y definir parámetros precisos que aseguren que la vejez no llegará de golpe a este acervo.

“El cambio climático definitivamente nos va marcando retos, tenemos que lograr con el menor costo posible, la estabilización de los materiales documentales que se encuentran dentro del patrimonio universitario, porque hay momentos en los que tenemos que aumentar o disminuir la temperatura o la humedad para evitar que los documentos se sequen, se vuelvan más frágiles y comiencen a resquebrajarse o deformarse” dijo.

Por este motivo se hacen registros diarios para medir temperatura y humedad dentro de las bóvedas con el objeto de generar estadísticas mensuales y por cada estación del año que permitan hacer comparaciones entre las condiciones climáticas a lo largo de los años a fin de identificar si es necesario ajustar o no los parámetros de conservación para garantizar un envejecimiento saludable.



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La conservación para garantizar la transparencia.



Castro Sanipatin indicó que la importancia de preservar la memoria universitaria con el paso de los años, no solo permite proteger el legado y el papel que ha jugado esta institución dentro de la historia del propio estado de Hidalgo y del país, sino que también tiene un impacto en la rendición de cuentas y la transparencia.

Ya que al preservar los documentos originales, se incrementa la transparencia del quehacer institucional, porque tanto los momentos institucionales como las acciones que han hecho quienes forman parte de la comunidad universitaria, están plasmadas en cada uno de los documentos que se conservan, mismos que están al alcance para quienes deseen adentrarse a su análisis y monitoreo.

Con esto, la Autónoma de Hidalgo da cuenta de su compromiso para hacer efectivo el derecho fundamental de acceso a la información para el desarrollo pleno de una sociedad democrática y transparente.