Comunidad LGBTIQA+, vivir libres

Comunidad LGBTIQA+, vivir libres

Por Alejandra Zamora Canales
Fotografía: Alejandra Zamora y Especial


En este número de la Gaceta UAEH consultamos a la doctorante Ana Alejandra Duque Mata del posgrado en Ciencias Sociales, a Fátima Belén Hernández Andrade, estudiante de Licenciatura en Sociología y a la profesora investigadora Karina Pizarro Hernández, para abordar desde una mirada académica los avances y pendientes en el reconocimiento de los derechos de la comunidad LGBTIQA+, la transfobia, trans feminicidios, así como la búsqueda del asilo político como medio para alcanzar una vida libre de violencia.



Inicio del movimiento



Cada 28 de junio se conmemoran los disturbios de Stonewall que se realizaron en Nueva York, Estados Unidos, en 1969, los cuales marcaron el inicio del movimiento de liberación de la comunidad LGBTIQA+. Las protestas buscaban terminar con el abuso de la policía.

Sin embargo, en México, la conformación de asociaciones a favor de los derechos LGBTIQ+ inició hasta 1971, como respuesta al despido injustificado de un trabajador de una tienda departamental en la hoy Ciudad de México, bajo el argumento de haber mostrado una “conducta homosexual”.

Las movilizaciones fueron encabezadas por la activista Nancy Cárdenas y dio origen a los grupos SEXPOL y Ákratas en 1975, Lesbos en 1977, mientras que el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR), el Grupo Lambda de Liberación Homosexual (LAMBDA) y el Grupo Autónomo de Lesbianas Oilkabeth, en 1978.

El objetivo de las agrupaciones era visibilizar y desestigmatizar a las personas de la diversidad sexual, luchar contra la persecución policíaca que se llevaba a cabo a través de las razzias, redadas ilegales a domicilios particulares y establecimientos frecuentados por la comunidad, con el pretexto de atentar contra la moral, así como un cambio reformista y revolucionario.

La primera aparición pública de las asociaciones civiles a favor de los derechos de la comunidad homosexual en México fue en 1978, con la participación del FHAR en una marcha para recordar la Revolución Cubana. Posteriormente, los contingentes se anexaron a la marcha en conmemoración de la Matanza del 02 de octubre y el Movimiento Estudiantil de 1968.

Estos antecedentes dieron pie a que en 1979 se realizara la Primera Marcha del Orgullo Homosexual en México. Sin embargo, fue hasta 1983 que la comunidad transegénero, transexual y trasvesti realizó la primera marcha trans.



Sexo y género


Comunidad LGBTIQA+, vivir libres 2

La doctora en ciencias antropológicas, Karina Pizarro Hernández, resaltó que el sexo y el género son conceptos distintos. En el caso del primero se refiere a la parte biológica del ser, mientras que el segundo trata de la construcción social de ¿Qué es mujer? y ¿Qué es hombre?, la cual varía de acuerdo al momento histórico, la cultura y ubicación geográfica.

De acuerdo con la profesora investigadora del ICSHu, la identificación de la identidad de género se define en 1960 con Robert Stoller, desde una perspectiva médica, pero en el área de las ciencias social será hasta 1970 con la socióloga feminista Anna Oakley, cuando se introduce el término y se inician los estudios de género. A la par, la antropóloga cultural, Gayle Rubin trató la relación del sistema sexo-género y la división sexual del trabajo.

Llevamos más de 10 años trabajando y la gente sigue sin entender y conocer qué es la perspectiva de género, la cual es una desigualdad histórica en tiempo y espacio. Éstas desigualdades se han reproducido dando como resultado la homofobia y transfobia, que es el odio a no reproducir los patrones heteronormativos en un sistema binario de hombre o mujer”, declaró Pizarro Hernández.



Personas trans



La letra “T” dentro de las siglas de la comunidad LGBTIQA+ se utiliza para referirse a las personas transgénero, transexuales y travestis, pero, ¿cuáles son las diferencias entre estas tres identidades de género?

De acuerdo con el Glosario de la diversidad sexual, de género y características sexuales del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), las personas transgénero son aquellas que se identifican con el sexo opuesto al que se le fue asignado al nacer biológica y socialmente, quienes, por lo general, sólo optan por una reasignación hormonal para adecuar su apariencia física y corporalidad a su realidad psíquica, espiritual y social.

En el caso de las personas transexuales, también se identifican con el sexo opuesto al asignado, sin embargo, llevan a cabo la reasignación de sexo a través de cirugías que modifican sus órganos sexuales y el uso de hormonas para adecuar su apariencia física y corporalidad a su realidad psíquica, espiritual y social.

Mientras que las personas travestis, son aquellas que gustan de presentar temporal o permanentemente una apariencia opuesta a la del género que se les asignó al nacer, mediante el uso de prendas de vestir, actitudes y comportamientos.

En diciembre de 2012, la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) dejó de considerar a la transexualidad como un trastorno mental dentro del Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales (DSM-5), no obstante, fue reclasificada en la lista y pasó de "condiciones relativas a la salud sexual" y a llamarse "incongruencia de género".

Para 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó de la clasificación internacional de enfermedades mentales a la transexualidad, y la clasificó en el capítulo de disfunciones sexuales, con estas acciones se inicia un camino hacia la despatologización de la transexualidad, para algunas corrientes dicha decisión continúa tratándolos desde una perspectiva médica, situación por la que no pasa la heterosexualidad.

“La diversidad de los seres humanos es tan amplia, ¿por qué no debería ser también en las identidades y las prácticas sexuales?”, enfatizó Pizarro.



Ser Trans en México: reconocimiento de los derechos humanos


Comunidad LGBTIQA+, vivir libres 3

El primer registro histórico que se tiene del reconocimiento por parte del Estado Mexicano a una persona transgénero es con el Coronel Amelio Robles Ávila, un hombre trans que luchó en el ejercito zapatista y a quien la Secretaria de la Defensa Nacional condecoró en 1974 como veterano de la Revolución Mexicana, gracias a un acta de nacimiento apócrifa.

La comunidad LGBTIQA+ en México lucha día a día para el reconocimiento de sus derechos humanos, una de las primeras batallas que ganaron en el plano legislativo fue en 1998, cuando la Asamblea del entonces Distrito Federal retiró a la homosexualidad como agravante del delito de corrupción de menores de su Código Penal.

Un año después, la misma asamblea aprobó el artículo 281 Bis del Código Penal, el cual tipifica la discriminación e incluye la orientación sexual como uno de los motivos de discriminación. Posteriormente, en 2006 se promulgó la Ley de Sociedades de Convivencia, sin embargo fue hasta 2010 que la Ciudad de México se convirtió en la primera entidad del país y la primera ciudad de América Latina en reconocer el matrimonio igualitario, así como la adopción homoparental.

“Digamos que México sí ha tenido un avance en cuanto a derechos humanos, pero avanzamos un paso pero retrocedemos tres”, resaltó Ana Alejandra Duque Mata, doctorante del posgrado en Ciencias Sociales de la UAEH.

En Hidalgo, la reforma fue aprobada hasta el año 2019 y recientemente, a inicios del mes de julio, el estado de Veracruz se convirtió en la vigesimoséptima entidad en aprobar el matrimonio igualitario.

Por otra parte, la comunidad trans logró en el año 2008 que se aprobará la Ley de Identidad de Género en el entonces Distrito Federal, la cual permite a las personas mayores de 18 años rectificar sus documentos oficiales. Actualmente son 14 estados que cuentan con la legislación, de los cuales Oaxaca y Jalisco permiten el acceso al proceso a menores de edad, reconociendo a las infancias trans.

En nuestra entidad, dicha ley fue aprobada por unanimidad en abril de 2019, mientras que en mayo de este año se presentó al Congreso Local una iniciativa para reconocer los derechos de las personas no binarias. En caso de aprobarse, Hidalgo se convertiría en pionero.

La Ley de Identidad de género permite que las personas trans puedan acceder a educación, trabajos, servicio de salud, seguridad social, etcétera, derechos que para las personas heterosexuales son fáciles de obtener.



Nuestrx venganza será que seamos felices


“Con mis amigas travestis hemos sido rechazadas porque el cuerpo es sagrado y con él no se juega. Por eso escribo, por todas las travestis que no alcanzaron a saber que estaban vivas, por la culpa y la vergüenza de no ser cuerpos para ser amados y murieron jóvenes antes de ser felices. Murieron sin haber escrito ni una carta de amor”. Claudia Rodríguez, poeta trans chilena.



Sin embargo las agresiones a la comunidad LGBTQIA+, y en especificó las personas “Trans”, ubican a nuestro país en el segundo lugar a nivel mundial en crímenes de odio, tan solo por debajo de Brasil.

La doctora Karina Pizarro señaló que existe una gran contradicción debido a que en materia de legislación se han realizado buenos avances para el reconocimiento y protección de la comunidad, sin embargo, no existe justicia social debido a que los actos discriminatorios y las agresiones a las que se enfrenta la comunidad pocas veces reciben una sanción contra los agresores.

De acuerdo con la información recabada por la asociación Letra S, durante 2021 se contó con el registro aproximado de al menos 78 muertes violentas de personas LGBTIQA+ por motivos presuntamente relacionados con su orientación sexual, identidad o expresión de género, aunque se considera que la cifra real podría ascender a 179 homicidios.

La mayoría de los casos fueron en Veracruz, entidad que ocupa el primer puesto por cuarto año consecutivo con un total de 10, seguida por Guanajuato con nueve, le sigue el Estado de México con siete y Chihuahua con al menos seis víctimas.

Mientras que la población más afectada fueron las mujeres trans, en la cual se detectó un incremento en las cifras con respecto al año anterior, pasando del 54.5 por ciento de los casos al 70.5 por ciento del total de homicidios.

El estado de Guanajuato presenta el mayor índice del país con siete homicidios y el promedio de edad de las víctimas fue de 31.7 años de edad. Cabe resaltar que el promedio de esperanza de vida de las personas trans es de 35 a 37 años, cuando el de la población en general es de 75 años de edad.

Anna Alejandra Duque, enfatizó que es necesario la tipificación de estos crímenes de odio, como ha sucedido con los feminicidios.

Al respecto, la letra S enfatiza en su informe que este sector vive una situación de vulnerabilidad extrema frente a actos de violencia y que las trabajadoras sexuales junto con las dueñas o empleadas de estéticas y quiénes laboran en bares, las más expuestas a sufrir todo tipo de agresiones por parte de clientes violentos, transeúntes transfóbicos, bandas del crimen organizado y hasta elementos de seguridad.

“Realmente sí los matan en razón de género y en razón de su condición y preferencia sexual”, enfatizó.



Una doble violencia


Comunidad LGBTIQA+, vivir libres 4

Fátima Belén Hernández Andrade, estudiante de Licenciatura en Sociología y quién ha investigado el tema de transfobia para su tesis, destacó que las mujeres trans se encuentran con una doble violencia al ser mujeres y ser trans.

Duque aclaró que en el estado de Hidalgo no hay un observatorio que documente las agresiones violentas y los actos discriminatorios hacia la comunidad. Algunas asociaciones civiles como SEIINAC han realizado un monitoreo de estos a través de lo publicado en los medios de comunicación estatales.

El primer homicidio trans documentado en el estado de Hidalgo por Letra S, a través del informe “Crímenes de odio por homofobia México 1995-2008”, fue el caso número 112 en abril de 1999 en Pachuca y se desconoce su nombre de mujer trans, ya que fue registrado bajo el nombre de José Abelardo, vulnerando de esta forma su derecho a la identidad.

Posteriormente, durante el mismo mes, se registró el caso 113 de Agustín, también en Pachuca dónde fue asesinado con violencia. Con el número 138 se encuentra Leodegario, quien fue ultrajado en marzo del 2000 en Tenango de Doria; para el 2003 Jorge fue asesinado en Huichapan, su caso es el número 262; el último registro que se tiene es de 2008, a través del caso número 617, cuya identidad se encontraba desconocida.

En junio de 2010, la activista trans Fernanda Lavalle, vicepresidenta de la asociación Transgénero Hidalgo, fue asesinada. Gracias a la presión de la sociedad civil organizada se logró que se reconociera a la activista por el nombre y apellido que ella eligió en vida.

Alejandra Duque señala que en estos seis casos se presentaron similitudes con algunas de las causales para la catalogación de los feminicidios, debido a que los cuerpos de las víctimas trans fueron expuestos en vía pública, hubo violencia sexual y relación entre las partes.

En diciembre de 2021 se dictó la primera sentencia de transfeminicidio en Hidalgo, la justicia llegó a Renata Spencer y su familia. El transfeminicida fue sentenciado a 34 años, cuatro meses y 15 días de prisión.

"Esto también es un avance, aunque al final ha sido una de los ocho casos que tenemos", mencionó Duque quien a su vez, puntualizó la necesidad de que se eliminen las malas prácticas dentro de los centros de justicia, la cobertura mediática, las instituciones públicas, etcétera.



Migración y asilo político, alternativa ante los crímenes de odio


Comunidad LGBTIQA+, vivir libres 5

Fátima Belén Hernández Andrade aborda en su tesis el caso de un hombre transexual originario de Ixmiquilpan que ha decidido migrar a Canadá para vivir una vida libre de violencia.

Ante este caso, la investigadora Karina Pizarro destacó que la migración y las personas que integran la comunidad LGBTIQ+ están estrechamente ligados y motivados por la búsqueda de libertades. En primera instancia, migran de manera interna a espacios urbanos en dónde encuentran más libertades, pero al no estar exentos de las LGBTIQ fobias buscan la migración transnacional.

Sin embargo, eligen ciudades arcoíris, es decir, urbes que buscan lograr que las personas puedan manifestar su identidad de género y orientación sexual con libertad, mejorar su calidad de vida y conseguir su empoderamiento.

Para sus estudios de maestría, Ana Alejandra Duque se acercó al tema de la migración de la comunidad LGBTIQ+ en Canadá, la cual lograba residir en el país a través de la demanda de asilo, convirtiéndose en refugiados y refugiadas.

El caso de Fátima la hace pensar que tanto México e Hidalgo no están preparados para brindarle a las personas trans una vida digna, por esa razón busca migrar al extranjero donde su identidad y expresión de género, así como sus derechos son reconocidos y respetados.

Pero reconoce que a pesar de la normalización de la violencia a la comunidad por parte de la sociedad también se han presentado cambios, gracias a la visibilidad que ha reclamado este sector en todos los aspectos.

"En el momento en el que una sociedad tiene una gran demanda de justicia, significa que se debe hacer algo", declaró.

Las estudiantes Garza consideran que falta mucho trabajo para alcanzar una sociedad más incluyente, diversa, respetuosa y justa. Pero es necesario atender todos los frentes, entre ellos la academia con investigación que aborden los estudios de la diversidad sexual, que se nombren, se visibilicen las problemáticas y necesidades de la comunidad LGBTIQ+.



"Nuestro llanto trans cruza las fronteras y devela nuestra resistencia, pues en él se encuentra la memoria viva de nuestras heridas que después de ser agua salada se convirtieron en memoria, eco, ternura y una potente resiliencia que hace de nuestro dolor el inicio de esta fuerza colectiva que nos mueve y nos mantiene vivas. Luchando y abriendo los caminos día a día".

Fragmento de “Un cielo para trans*formarnos”, de Lia Garcia, poeta trans mexicana.


Comunidad LGBTIQA+, vivir libres 6