Los estragos psicológicos por COVID-19, la otra cara de la pandemia

Estragos psicológicos por COVID-19

Por Magdalena Cruz
Fotografía: Especial y egresada


De los principales servicios que se requirieron durante este tiempo a raíz del encierro, además del médico, fue el servicio psicólogo, el cual tuvo un repunte importante y los principales motivos de consulta fueron la ansiedad, depresión y problemas de pareja, algunos de los efectos psicológicos de la pandemia, aseguran expertos en salud mental.

De acuerdo con la psicóloga Marilú Ramírez Rosales, egresada del Instituto de Ciencias de la Salud (ICSa) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), el mantener relaciones personales a distancia fue un reto para todos. Es bien conocido que el ser humano por naturaleza es un ser sociable y al no tener esta parte, se derivaron un sinfín de problemas, aunado a esto el miedo por enfermarse o perder el empleo coadyuvó a que se desarrollaran ciertos tipos de contrariedades.

La dificultad económica y el crecimiento elevado en las cifras de desempleo, así como el cierre de empresas pequeñas y medianas, se tradujo también en tensión emocional, frustración, depresión y desesperación; las que, a su vez, han dañado las relaciones interpersonales.

Entendiendo la depresión como un trastorno mental caracterizado por una profunda tristeza, baja autoestima, pérdida de interés por las cosas, la psicóloga Ramírez Rosales comentó al respecto que “se dio debido a que muchas personas pensamos que estar triste está mal, pero la realidad es que la tristeza así como todas las demás emociones tienen una función en cada uno, en este caso, la tristeza busca generar redes de soporte o de apoyo para poder sobrellevar la situación”.

Al estar en cuarentena estas redes de apoyo se perdieron y algunas, a pesar de continuar en comunicación, ya no fueron lo mismo a la distancia, por lo cual desencadenó que la gente empezara a percibir cierto tipo de angustia al no sentirse respaldado por alguien más, al grado de pensar en un abandono por “nuestra red de apoyo”, ya sea en el trabajo, la familia, los amigos o incluso en la escuela, lo que nos hizo apreciarnos más vulnerables.



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“…muchas personas pensamos que estar triste está mal, pero la realidad es que la tristeza así como todas las demás emociones tienen una función en cada uno”.



La situación mundial originó a personas con ansiedad generalizada y pánico por enfermarse, o que se llegara a enfermar algún familiar y no saber cómo sobrepasar la situación, esto debido a no regular el miedo o la ansiedad ante la incertidumbre social que generó un cambio radical en nuestro día a día.

La experta en el tema aseveró que se vieron algunos rasgos de Hipocondría en la mayoría de los pacientes: “son las personas que se preocupan constantemente por su salud y tienen la percepción de que ya tienen alguna enfermedad y, justamente con el miedo de enfermarse de COVID-19, se detonó”.

Aunado a esto, hubo un aumento considerable de trastornos del sueño, cambiando así nuestros ciclos circadianos, debido a que al inicio de la pandemia la mayoría se acostumbró a tomar siestas por periodos largos de tiempo al tener más tiempo libre, lo cual conllevó a que se rompiera la rutina de descanso, mientras que en otros casos las preocupaciones también generaron cambio en las rutinas de sueño.

“Esta idea que tenemos de que las horas del sueño se reponen, no es cierto. Si te duermes a las 4:00 de la mañana y te despiertas a las 12:00 del día ya repusiste tus horas de sueño, lo cual no funciona así. La higiene del sueño nos dice que debes tener un fondo de ahorro del sueño, es decir, dormir entre ocho y 10 horas diarias para que en el momento de desvelarse no se impacte al cuerpo”.

Muchas veces la ansiedad y la depresión conllevan a tener pérdida del sueño, pero también hubo demasiada estimulación cerebral, la cual no permite el descanso placentero de las personas; es decir, la actividad constante tanto en plataformas de videos y redes sociales aumentaron, convirtiéndose en factores conductuales de reforzamiento, manteniendo el cerebro activo mediante la luz que emiten los dispositivos.

El ciclo de luz-oscuridad es el sincronizador del ritmo circadiano: la luz que entre por la retina manda señales al cerebro que le ordena controlar la producción de melatonina, hormona encargada de inducir el sueño, aumentándola durante la noche para un descanso.



Consejos para sobrellevar la situación


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La psicóloga Marilú Ramírez recomienda seguir estos cinco pasos para poder sobrellevar y aprender a validar nuestras emociones durante este periodo:

  1. Validar emociones: Darte cuenta que no eres la única persona que atraviesa por ello. Es normal sentirse mal, “está bien estar mal”, por lo que es entendible ese sentimiento, pero a su vez, es sumamente importante no generar emociones secuenciales, las cuales aparecen cuando no logramos terminar de validar la emoción principal.

  2. Entender de dónde viene la emoción: Muchas veces adjudicamos a la vida o al contexto nuestra situación emocional, su área de especialización es un enfoque cognitivo- conductual, en el cual se trabaja no modificando el contexto, pero sí el actuar (lo que percibes y lo que haces), evitando el pensamiento de miedo para lograr eliminar o disminuir el escenario catastrófico.

  3. Modificar la conducta: Una vez que ya se entendió y validó la emoción, el siguiente paso a seguir es encauzar qué acciones se están llevando a cabo y qué no están ayudando.

  4. Identificar emociones y canalizarlas: Identificar los estados emocionales nos ayuda a manejarlos y canalizarlos de manera adecuada.

  5. Asumir la situación quizás sea un poco más complicado de lo que parece, pero es importante resaltar que hay cosas que no están en tus manos para cambiar y empezar a trabajar en ello, es lo ideal.


Beneficios del reconocimiento emocional



El reconocimiento emocional beneficia porque permite reflexionar sobre los estados emocionales, los cuales nos llevan a tomar mejores decisiones, beneficiando así las relaciones interpersonales.

Además, contribuye a disminuir los riesgos de presentar sintomatologías de ansiedad y depresión, aparte de que ayuda a conocerse mejor así mismo, logrando establecer límites claros procurando el bienestar de las necesidades propias.



¿Quién es Marilú Ramírez Rosales?


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Es egresada de la Licenciatura en Psicología en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), en la generación 2013-2017. Estudió la Maestría en Ciencias Biomédicas y de la Salud en nuestra alma máter en la generación 2018- 2020.

Actualmente se desempeña como terapeuta cognitivo-conductual en el Centro de Terapia Cognitivo-Conductual en Veracruz y la Ciudad de México.

Datos de contacto
Ofrece consulta en Intermédica, Paseos de Chavarría y en el Río de las Avenidas en la ciudad de Pachuca, Hidalgo.
Teléfono: 771 301 1509
Facebook: Psicología Integral