#LánzateDeMovilidad

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Colaboración de la Dirección de Relaciones Internacionales e Intercambio Académico
Fotografía: Dirección de Relaciones Internacionales y Especial


En la edición de agosto 2021 de Gaceta UAEH te invitamos a disfrutar el texto que preparó Alam Montiel García, de la Licenciatura en Turismo en la Escuela Superior de Tizayuca (ESTi) quien compartió su experiencia de movilidad en la Hanyang University de Corea del Sur.

Antes de pasar al primer texto, te recordamos que el Programa de Movilidad Educativa en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) tiene como objetivo primordial enriquecer tus conocimientos y desarrollar habilidades dentro de un contexto global.



Asia, un mundo extrañamente similar al que conocemos


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Asia siempre fue un sitio que quise conocer, toda su cultura me dejaba sorprendido e intrigado. Cada vez que veía algún documental o video sobre este diferente y maravilloso continente me llenaba de una inmensa fascinación y curiosidad, fue esta fascinación la que marcaría las bases para emprender mi viaje.

Soy la prueba viviente de que los sueños sí se cumplen, por más que parezcan imposibles doy mi palabra de que con trabajo duro, determinación y sobre todo ayuda de tus seres queridos es posible lograrlo, tal fue mi caso, puesto que se me presentó una oportunidad única de viajar a Corea del Sur.

Uno ingenuamente pensaría que el camino será fácil y sin problema alguno, pero eso no es más que una gran mentira, obviamente surgieron miedos, enojo y frustración al realizar todos los preparativos, agregando el hecho de que debía dejar mi hogar en medio de una pandemia, sé que suena algo tedioso y en verdad lo es, pero la meta final vale cada momento amargo.

Cuando abracé por última vez a mi familia y crucé la puerta del aeropuerto supe que mi travesía estaba por llegar y que de alguna forma lo que ocurriera, o no, estaría en mis manos.

Fue así como lleno de emoción me subí al avión que me llevaría al otro lado del mundo, tenía mucha emoción e intriga sobre lo que vería al llegar a mi destino, pero estaba muy equivocado, ya estaba viendo una parte de Asia en el avión, personas con rasgos físicos característicos de la zona, gente hablando un idioma el cual desconocía por completo, fue irónico ver como esperaba ver algo de Asia al bajar del avión y no al subir al avión.

Al llegar al aeropuerto de Incheon en la ciudad de Seúl sentí algo de nervios, puesto que estaba en un país nuevo y en circunstancias especiales, fue algo impresionante ver al personal aeroportuario vestido con trajes de protección biológica, ver cómo había una inmensa cantidad de gente formada para someterse a cuarentena.

Al salir del aeropuerto me dirigí a tomar un autobús que me llevaría a mi destino, en ese momento tenía muchas emociones juntas, por un lado, estaba emocionado por estar en otro país y por el otro, tenía incertidumbre sobre qué podría pasar. Al llegar al campus escolar me di cuenta que ya no estaba en México, si no en Asia, fue hermoso ver los imponentes árboles de cerezo que adornaban el camino hasta el dormitorio escolar. Ver cómo enormes rascacielos adornaban el paisaje a mi alrededor que me hacían sentir diminuto y a la vez afortunado.



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Por protocolo de seguridad debí estar en cuarentena por 14 días, lo cual fue algo frustrante ya que realmente deseaba salir a la ciudad y perderme entre sus calles, pero afortunadamente esos 14 días pasaron rápidamente y el primer día que pude salir lo pasé enteramente caminando y maravillándome de él.

Aún con el paso del tiempo no dejaba de maravillarme con lo diferente y hermoso que es el país, fue curioso ver cómo estamos tan acostumbrados a algo que no nos damos cuenta que puede ser diferente, el simple hecho de comer con palillos de madera es un buen ejemplo.

El tiempo transcurrió y siempre encontraba algo diferente que me asombraba, pero también de alguna forma era similar, un ejemplo sería la arquitectura tan diferente pero que en esencia tiene el mismo objetivo, fue en ese momento en que pude volver a comprobar que no importa el lugar en el que nos encontremos, seguimos siendo humanos. Humanos con necesidades y deseos que son expresados de diferentes maneras pero que en esencia son iguales.

Tuve la oportunidad de platicar con personas de muchas partes del mundo y fue gratificante el ver cómo el ser humano es curioso por naturaleza. Las pláticas siempre se enfocaban en saber cómo era el lugar en donde residíamos, en cómo vivamos el día a día.

Para terminar, quiero decir que disfruté mucho de mi estancia, pero mi corazón se encontraba en México y después de casi cuatro meses en Corea del Sur sabía que era momento de volver a casa.