#LánzatedeMovilidad

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Colaboración de Ingrid Ciomara Miranda Angeles
Fotografía: Ingrid Ciomara Miranda Angeles


Los alumnos que cursan algún programa educativo en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) tienen la oportunidad de realizar movilidad educativa nacional o internacional. Esto es posible gracias a las gestiones de la universidad y a las firmas de convenios con otras casas educativas que tiene el mismo o mayor posicionamiento en los ranking internacionales.

A continuación, Gaceta UAEH te comparte la experiencia de Ingrid Ciomara Miranda Angeles, quien realizó intercambio en Jihočeská Univerzita, de República Checa.



A un año de la pandemia y las movilidades académicas

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Desdé que ingrese a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo como alumna en la Licenciatura en Comercio Exterior tenía claro que deseaba realizar una movilidad académica. Recuerdo que cada semestre revisaba las convocatorias, buscaba opiniones, acudía a mis asesores académicos y gracias a ello fue que hoy puedo decir que hace un año tuve la oportunidad de lograr aquel cometido, el cual se convertiría en una de las mejores decisiones que he tomado, pues es una parte importante de mi vida que me recuerda que no debemos renunciar a nuestras metas, al contrario, debemos aferrarnos a ellas hasta conseguirlas.

La madrugada del 12 de febrero del 2020 llegué a la ciudad de Praga. Mi Universidad destino se encontraba a dos horas de la capital y la UAEH, a unos nueve mil 900 kilómetros de distancia.

El lugar donde pasaría los próximos meses era la Jihočeská Univerzita, ubicada en una pequeña ciudad llamada České Budejovice. Si bien el destino que elegí no era el más común, encontré mucho más de lo que esperaba en la República Checa, entre ello, experiencias académicas irrepetibles, nuevos amigos y una nueva manera de percibir mis alrededores.

Los primeros días de mi estancia me acostumbraba al horario, la comida, y a la cultura checa en general, cada día conocía un aspecto que me sorprendía y el choque cultural siempre estaba presente. Todo era muy armónico a mi parecer, teníamos pocas clases a la semana y se nos permitía ajustar nuestros horarios a necesidades particulares, las clases eran buenas y los casos prácticos en las asignaturas eran retadores pero bastante enriquecedores, todo era muy bueno y fluía a ritmo acelerado, sin embargo, el cambio que venía tomó por sorpresa a la comunidad de la JU y a la mayoría de los territorios del mundo.

Nos levantamos el día 16 de marzo con la novedad que debido a la contingencia causada por el virus COVID-19 el rector de la universidad había decidido cancelar todas las actividades presenciales, pues se había anunciado estado de emergencia en toda la Republica Checa. Todos aquellos planes que tenía para el resto de mi estancia se vieron mermados y en cierto punto pensé que esto afectaría de manera negativa mi experiencia, pero por suerte esto no fue así.



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A pesar del cambio tan abrupto, mi movilidad no fue para nada una mala experiencia, al contrario, ese tiempo me ayudó a conocer más a los que me rodeaban, apreciar la cultura checa y respetar aquella multiculturalidad existente en nuestro entorno. Encontré buenos amigos y pude afrontar nuevos retos al vivir un semestre de manera remota donde tanto mis pares académicos como catedráticos terminamos por estar orgullosos y satisfechos con nuestro desempeño.

Si bien mi experiencia como estudiante de intercambio no fue como lo esperaba, considero que me ayudó a comprender que es mejor ver nuestro porvenir con la mejor cara posible y que no importa lo tan preparado que estés, siempre debes estar listo para los cambios.

Considero que siempre recordaré esta experiencia con mucha alegría y, sin duda, como una parte importante de mi vida, pues me ha formado y preparado para los retos venideros, por lo tanto, siempre estaré a favor de alentar a la realización de este tipo de movilidades académicas, siempre y cuando las condiciones sanitarias nos lo permitan.

Sé muy bien que la pandemia nos ha restado más de lo que ha sumado a nuestras vidas, nos ha arrebatado planes, historias que nunca pudimos contar o personas con las que ya no podremos convivir, pero a la par, también nos ha regalado un periodo de acercamiento personal en el cual he podido deducir que al final del día no existe un lugar perfecto que nos brinde plenitud, es más bien nuestras acciones y el desarrollo de las mismas lo que nos hacen felices. Por ello, considero que ya sea aquí o en el extranjero, debemos aferrarnos a nuestros sueños y volver de ellos nuestro “lugar especial”.



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