Personajes Garza
Salud mental, una prioridad en la UAEH: Rebeca Guzmán

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Por Jorge Mimbrera
Fotografía: Investigadora


La Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) es una de las mejores universidades de México, ganándose el reconocimiento internacional, no solo por sus excelentes programas educativos, sino también por su compromiso en todos los ámbitos con su comunidad y la sociedad en general.

Prueba de ello, este año en el que el mundo atraviesa una pandemia ocasionada por el COVID-19, la máxima casa de estudios hidalguense desarrolló una nueva plataforma de consejería y orientación preventiva llamada PSICSa, que tiene como propósito brindar atención inmediata y gratuita a la comunidad universitaria y sociedad en general, en cuanto a contención psicológica y emocional ante la pandemia.

En esta edición de Gaceta UAEH decidimos entrevistar a la profesora investigadora Rebeca Guzmán Saldaña, que ha seguido el proyecto desde su primer día. A través del diálogo, Guzmán Saldaña también nos habla sobre su vida universitaria, su identidad con nuestra universidad y más.



¿Cuál es su nombre y qué cargo ocupa en la universidad?



Mi nombre es Rebeca María Elena Guzmán Saldaña, soy jefa del Área Académica de Psicología. Me encuentro en la Universidad desde hace 20 años como profesora investigadora del área académica, y tengo 31 años ejerciendo mi profesión como psicóloga.

Inicié en la UAEH en el año de 1999 como profesora de asignatura y en el 2000 pasé a ser profesora de tiempo completo.



¿Qué significa para usted pertenecer a la universidad?


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Llegué a la Universidad hace 20 años sin conocer a nadie y sin saber nada sobre ella. Empecé como profesora por asignatura; por mi trabajo fui destacando. Me hice profesora de tiempo completo, fui también haciéndome investigadora y, paralelamente, tuve las facilidades para estudiar el doctorado.

En mi transitar por la Universidad me he encontrado con personas maravillosas, trabajadoras y comprometidas con las que he formado un sólido equipo de trabajo. He producido libros, publicado artículos, he sido directora de tesis de aproximadamente 50 alumnos de licenciatura y posgrado.

La Universidad se me ha brindado apoyo para trabajar con colegas en el extranjero, he coordinado funciones sustantivas dentro del Instituto de Ciencias de la Salud (ICSa) que me han permitido ser reconocida de una u otra forma, tanto dentro de la universidad como fuera de ella. He forjado una trayectoria profesional que me permite sentirme plenamente realizada y agradecida, si bien mi formación profesional y de posgrado ha sido en la UNAM, yo me siento orgullosamente garza, ya que esta Universidad es el espacio donde he vivido la satisfacción personal y he tenido como valores mi compromiso y responsabilidad social.

Cuando hablo de mi trabajo en la UAEH aparecen ideas asociadas a la felicidad, el orgullo, el crecimiento y el desarrollo pleno de potencialidades personales. Sumado a esto, enseñar para mí es la forma con la cual me siento orgullosa y honesta de ganarme la vida.

Ser profesora me agrada, me hace feliz. Supongo que eso también es parte de la vocación. Es una tarea tremendamente enriquecedora en lo personal, constructora de sueños y anhelos, pero no exenta de sacrificios, dedicación y lucha, logrando con esfuerzo horas de trabajo y motivación, respecto a las propias expectativas de logro que tengo.

También es interesante remarcar la idea de la inconmensurabilidad de la retribución de ser profesora, la responsabilidad de educar es uno de los más grandes compromisos que una persona puede asumir, es un desafío continuo, estar vigente te obliga a exigirte cada día, sin embargo, la retribución es impagable.

Realizarme como un ser social que es parte de esta comunidad universitaria va más allá del trabajo en los laboratorios, las publicaciones, la participación en seminarios, congresos… En la Universidad puedo contribuir indirectamente en la mejora de calidad en las personas y su vida, con que finalmente trabajarán nuestros futuros colegas psicólogos.

Enseñar para mí es una responsabilidad social como ya lo señalé, pues intervenimos en la formación de las personas en todos sus ámbitos.



¿Cómo describiría su identidad con la Universidad?



A lo largo del desarrollo como personas formamos parte de varios grupos y vamos formando nuestra identidad como individuos, como miembros de una familia, siendo parte de un grupo de amigos o como ciudadanos de un país, todo en función del lugar que estemos ocupando en esta sociedad.

Particularmente, conformé mi vida profesional en la Universidad, y como participe activa siento que paralelamente se ha integrado en mí el sentimiento de identidad como psicóloga.

Me ha tocado vivir momentos muy importantes, parteaguas en la historia de la institución, particularmente en el ICSa y en el Área Académica de Psicología, sus periodos de bonanza y también sus tiempos difíciles; la organización, los edificios, las aulas, los recintos, las actividades científicas, las deportivas, las recreativas y culturales que albergan y son parte de esta máxima casa de estudios.

Creo que mi identidad también se ha creado a partir del sentir que el lugar donde actualmente laboro no comenzó tal como hoy lo conocemos, hay una historia que puedo contar respecto de donde viene y hacia dónde va ésta Universidad, éste Instituto y ésta Área Académica a la que pertenezco.

La identidad universitaria es parte esencial de mi crecimiento y formación en cuanto comprender el contexto en el que me desenvuelvo, es decir, saber cuándo se puso la primera piedra y los cimientos de un edificio, un proyecto, un laboratorio, una pequeña clínica de atención psicológica. Identidad también es conocer mis derechos y ejercerlos, cumplir con mis obligaciones y mi compromiso como universitaria, profesora e investigadora de tiempo completo. Todo esto y más me permiten sentir identificada con la universidad.



Por otro lado, y considerando su área de estudio, ¿considera que han aumentado los niveles de estrés o de enfermedades mentales en los alumnos durante la actual pandemia?


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Puedo afirmar que sí han aumentado. El estrés es el conjunto de procesos y respuestas neuroendocrinas, inmunológicas, emocionales y conductuales ante situaciones que significan una demanda de adaptación mayor que lo habitual para el organismo, que son percibidas por la persona como amenaza o peligro, ya sea para la integridad psicológica o biológica.

Podemos decir que, desde los grados prescolares hasta la educación de posgrado, cuando una persona está en un periodo de aprendizaje experimenta tensión que se le denomina estrés académico, que regularmente es normal y no tiene mayor problema en cuanto a que el individuo o la persona lo va a afrontar y de manera regularmente saludable.

El estrés académico que actualmente padecen nuestros alumnos tiene que ver con una serie de fuentes estresoras relacionadas con las actividades que están desarrollando. El estrés académico es un proceso de carácter adaptativo y esencialmente psicológico que se presenta cuando el alumno se ve sometido en una serie de demandas que, bajo la valoración del propio alumno, son consideradas estresores. Posteriormente, estos estresores provocan un desequilibrio ante la situación estresante que se manifiesta en una serie de síntomas que pueden ser fisiológicos.

Finalmente, este desequilibrio obliga al alumno a realizar acciones de adaptación para restaurar ese equilibrio. Esto se conoce como estrategias de afrontamiento y esta valoración constituye un proceso psicológico de interpretación que se pone en marcha respecto al entorno que se puede considerar amenazante, y cada persona tiende a utilizar sus propias estrategias de aprendizaje o por descubrimiento azaroso, sobre todo en una situación de emergencia como la que estamos viviendo ahora ante esta contingencia por el COVID-19.



¿Cómo ha sido el trabajo detrás de la línea de atención psicológica y emocional de la Universidad durante actual pandemia?



Es importante decir que a la vista de los académicos y los psicólogos profesionales de la salud mental en este momento la contingencia en salud que estamos viviendo ha traído resultados alarmantes.

Los indicadores en cuanto a salud mental ya han sido complejizados e incrementados por la actual contingencia. Este tiempo ha sido un verdadero caldo de cultivo para los trastornos de la salud mental, los problemas de conexión por internet, la falta de implementos tecnológicos, las clases en línea, la disminución de ingresos en el grupo familiar, sumado a todas las consecuencias que la contingencia y la presencia que COVID-19 ha tenido en nuestra sociedad, hace pensar que nuestros estudiantes están pasando una condición mental en extremo frágil delicada y ya está muy afectada.

El brindar una línea de atención psicológica y emocional desde nuestra universidad, que prácticamente inició en cuanto la contingencia sanitaria y de confinamiento se presentó, nos permitió desarrollar un programa desde una página de Facebook que le llamamos Intervención y Contención Emocional (PSICSa), la cual promueve el autocuidado.

Por un lado, la página de Facebook diariamente está difundiendo el autocuidado de las personas y con ello estamos fomentando exactitud y aptitud para realizar de forma voluntaria y sistemática actividades dirigidas a conservar la salud y prevenir el contagio, y al mismo tiempo de alguna manera estamos favoreciendo que se adopte un estilo de vida más adecuado para frenar la evolución de la pandemia.

El programa PSICSa, desde su página de Facebook, promueve el autocuidado físico, emocional y social diariamente con cuatro publicaciones durante las 24 horas del día. El autocuidado mental se aborda generado acciones de intervención asociadas a la relajación, meditación, involucramiento en actividades placenteras. También promovemos el autocuidado social, es decir, mantener comunicación con la pareja, con la familia, con los compañeros, los seres queridos, ya que para nosotros esto es muy importante.

Hacia inicios del mes de abril también pusimos en marcha el programa de atención psicológica a distancia que tiene dos medios de comunicación: vía telefónica directa, atendiendo las 24 horas del día y por messenger.

El trabajo ha sido arduo, se atienden principalmente estudiantes de nuestra universidad, así como de otras casas de estudio y espacios educativos. También brindamos atención a la población en general, dado que el servicio es gratuito los usuarios lo han aprovechado de manera importante.

Entre los principales motivos de atención se encuentran ansiedad, depresión, estrés, problemas de pareja y familiares, problemáticas académicas asociadas al desempeño en la escuela, pérdida afectiva, duelos, insomnio, entre otros. El nivel de atención es de consejería, en caso necesario canalizamos a las personas para que obtengan una atención especializada, que regularmente la brindan los terapeutas de nuestra Clínica de Atención Psicológica del Instituto de Ciencias de la Salud. Toda la atención es a distancia y sincrónica.

Es importante destacar que hace un mes iniciamos el servicio de atención grupal, mediante talleres en temáticas como toma de decisiones y resolución de conflictos, relaciones de pareja, asertividad y manejo del estrés académico. Vamos a estar trabajando estos talleres mes con mes y también los brindamos a distancia.



¿Por qué considera importante que los alumnos sepan de la línea de atención psicológica y emocional?


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Miembros de la Clínica de Psicología de ICSa.



Lo primero es porque se trata de un servicio que brinda el Área Académica de Psicología de la Universidad, ofrece consejería, orientación preventiva y atención, no solo a la comunidad universitaria, sino también a la sociedad en general, conforme al plan de contingencia que lleva acabo la comisión institucional de seguridad en salud de nuestra casa de estudios. Se brinda de manera gratuita el servicio ante la crisis sanitaria de COVID-19.

Es importante decir que los estudiantes y nuestra comunidad universitaria deben saber que atendemos las 24 horas del día, que la atención va ligada a altos niveles de ansiedad que se manifiestan por insomnio y que nosotros tenemos la oportunidad, como equipo de salud que está trabajando en esta atención PSICSa, de brindarles técnicas y materiales informativos de entrenamiento para disminuir la tensión psicológica.

Igualmente se están atendiendo casos de adicciones, por lo que se canalizan a otras instancias como Centros de Integración Juvenil.

El equipo de la clínica de atención psicológica de la universidad está encabezado por Abel Lerma Talamantes, seis terapeutas, cinco profesores por asignatura que voluntariamente se han sumado a este ejercicio, tres investigadores, jóvenes del programa Construyendo el Futuro, alumnos de servicio social e, incluso, dos alumnos de la Maestría en Psicología de la Salud.

En este proyecto hay una capacitación continua, porque ha implicado la formación de recursos humanos para la atención psicológica a distancia.



¿Le gustaría añadir algo más?



Me gustaría hacer énfasis en que la atención psicológica que se brinda en el programa PSICSa —que es de consejería y orientación preventiva sobre COVID-19, así como información psicoeducativa que promueve el autocuidado— tiene una línea telefónica. Si requieren del servicio pueden llamarnos al 71 72000, extensión 2136, donde se recibirá asistencia de manera gratuita a cualquier hora del día, así mismo desde la página de Facebook que se llama PSICSa UAEH los usuarios pueden hacer llegar preguntas, comentarios o su solicitud para recibir atención psicológica.