El País Otomí de Bob Schalkwijk

Inicio / Exposiciones





Exposición: El País Otomí de Bob Schalkwijk.

Embajada del Reino de los Países Bajos en México.

Lugar: Pabellón Internacional, Polifórum Carlos Martínez Balmori, Ciudad del Conocimiento, Carretera Pachuca – Tulancingo, Col.Carboneras, Mineral de la Reforma, Hgo.

Horario: Lunes a Domingo de 09:00 a 19:00 horas. (Del 23 de agosto al 01 de septiembre)

“¿Tienen una lista de los neerlandeses que viven en México?”, fue la pregunta con la que Bob llegó a la embajada del Reino de los Países Bajos en la Ciudad de México un día de verano de 1958. Amablemente, con la confianza que había en aquéllos años, le mostraron una lista con nombres y direcciones. Bob reconoció el nombre de Ton Kessler, sobrino de su oftalmólogo en Wassenaar. Ton era un empresario, socio de una naviera en Mazatlán. En la embajada también le compartieron el contacto de una joven que estudiaba pintura y que vivía con su madre. Para sorpresa de Bob resultó que la chica era Sonia d’Aulnis, una conocida de sus años de estudiante.

Bob llamó al número de teléfono de Sonia y Frances, su mamá, quienes lo invitaron a tomar un té esa misma tarde. Al terminar de la visita, Sonia lo invitó a una fiesta en la cual Bob conoció a Miguel Escobedo, hermano de la talentosa artista plástica Helen Escobedo, quienes llegarían a ser su familia mexicana. Gracias a las d’Aulnis, Bob también conoció a Fred Mulders.

Apasionado de las culturas indígenas mexicanas, Fred hacía grabaciones de su música con la consciencia de que había que preservarla y entre las muchas cosas que hacía para ganarse la vida, era corresponsal del periódico Groene Amsterdammer. Varios años mayor, Fred era un personaje fascinante, lleno de anécdotas y con un gran corazón. Su pasión por la música lo había llevado a España para aprender a tocar la guitarra española y sus ideales hicieron que participara en la Guerra Civil Española.

Reconociendo el interés de Bob en la diversidad cultural del país, Fred lo llevó al Valle del Mezquital; en San Agustín Tlaxiaca visitaron a una familia con la que él había hecho amistad. Aquél viaje, el primero que Bob hizo para conocer el “México Profundo”, le cambió la vida. Bob tomó varios rollos de película en blanco y negro y algunos en color, tomas elocuentes del paisaje y de la simpatía que sintió por las personas que ahí encontró. Estas son sus primeras fotografías de México, una serie que significativamente tituló: “El País Otomí”.