Nacimiento de Un volcán
Rafael García




El 20 de febrero de 1943, cerca de a las cuatro de la tarde, los pobladores de San Juan Parangaricutiro, Michoacán, miraron azorados el nacimiento del volcán que el mundo conocería como Paricutín.

En días previos habían oído ruidos provenientes de las entrañas de la tierra y se percataron de la emanación de vapores. A media noche comenzaron las erupciones violentas y al día siguiente apareció la lava que alcanzó unos diez kilómetros. El volcán permaneció activo durante nueve años, once días y diez horas (de 1943 a 1952), hoy alcanza unos seiscientos metros de altura.

Aunque por fortuna no hubo pérdidas humanas de manera directa, cerca de dos mil quinientos pobladores tuvieron que emigrar de la zona. Del pueblo de San Juan Parangaricutiro solo quedó la torre de la iglesia, visible entre la roca petrificada y, como era de esperarse, toda la tierra fértil se volvió yerma.

La lluvia de ceniza llegó hasta Ciudad de México, y el fenómeno atrajo la atención no solamente de científicos, sino también de la prensa internacional y de algunos artistas; por ejemplo, del pintor Gerardo Murillo, “Dr. Atl”, quien realizó un diario de su estancia que luego sería publicado en tres volúmenes.

Por su parte, el fotógrafo Rafael García, “Raflex”, viajó para atestiguar el fenómeno y dar cuenta de la proeza natural a través de la lente; en ese momento ya era un destacado fotógrafo y aficionado a la exploración que un año antes había formado parte de la expedición que llevó a Esperanza López Mateos, hermana del presidente nacional en turno, a recorrer las grutas de Cacahuamilpa, en Guerrero.

Las vistas que conforman la exposición corresponden a una secuencia que documenta el acontecimiento y el sitio, un año después, al conmemorarse el primer aniversario del suceso.